Emília Illamola (Argentona, 1953) se estrenó tarde como autora en el mundo literario, después de toda una vida dedicada al mundo del libro a Robafaves. Lo hizo con 'Fracciones' y ahora vuelve con su segunda novela, 'Juego de lunas'. "Ha sido un proceso en el que me he encontrar inmersa de manera imprevista, un golpe agotado el ciclo laboral, pero que ahora, lo siento como una necesidad vital, que me llena", dice Illamola.
'Juego de lunas' (Nueva Casa Editorial) es una historia narrada por tres voces, las de la Lia, Lola y la Bet, a través de cinco monólogos, que hablan de "las raíces, de la identidad, del esfuerzo para seguir, de como mantener los roles", tal y cómo dice la autora. Es el lector quién, poco a poco, va encajando las diferentes realidades subjetivas y temporales que se van explicando a lo largo de la novela.
El fuerte ligam entre madre e hija, y la familia ver como un refugio, como el que queda después de un naufragio, es el hilo de unión entre las protagonistas. "Juego de lunas es una historia en la que se puede encontrar el rastro de experiencias vitales que me han servido, a la hora de escribirla", dice Illamola. La autora recuerda que empezó a escribir 'Fracciones', su novela de debut, "sin un planteamiento previo", mientras que con 'Juego de lunas' "sí que era plenamente consciente del que estaba escribiendo".
Seguir los instintos
Respecto a su nueva carrera literaria, Illamola explica que hizo como las protagonistas de su última novela, soltarse y seguir sus instintos. "Me va parece que no tenía nada a perder si continuaba por un camino que se me estaba abriendo". Para hacerlo, emplea una prosa de carácter poético. "Los límites entre los dos géneros en mi caso se confunden, y ha sido todo un descubrimiento cuando ojos críticos, desde fuera, me lo han hecho ver", resuelve la escritora argentonina.