I 15! oeoeo!

Cugat Comas

A la Nit Boja de Les Santes ahora le falta un tobogán

Una parada a media bajada del Desvetllament porque el cordón de los músicos se rompió, única nota discordante de la edición renovada del hechizo de Les Santes

La canción más conocida y aclamada de los valencianos Zoo, ya felizmente retirados, se burla de las comodidades de la gente adinerada de Manacor y entona de manera pegajosa aquello de "un tobogán, le falta un tobogán, que vaya alguien y se lo ponga que lo están pasando mal" en referencia a la hilera de casas del propio Rafa Nadal. La canción, como tantas otras que hoy en día desatan al público, sonó en el Parc Central cuando la Nit Boja ya quemaba sus últimos cartuchos. Metafóricamente fue un momento muy bonito: porque sin Ruixada lo seguimos teniendo casi todo, pero nos fijamos en la falta. A la Nit Boja le falta un tobogán.

La Nit Boja es como un delirio compartido, una escena continuada a cinco tiempos, algo que no es asumible ni cabe en ningún plan escrito de Protección Civil. La Nit Boja es una locura, pero como es fiesta, seguimos adelante. La Nit Boja es un nombre perfectamente puesto y sincero. Y la locura nos gusta, aunque incluso en su clímax necesite unos mínimos y un orden. La Nit Boja de 2024 volvió a ser abrumadora, intensa y catártica. Pero fue coja en dos momentos concretos: la bajada del Desvetllament vio una insólita parada de la música por peligro para los músicos, primero. Y luego en el Parc era evidente que faltaba el tobogán festivo, el agua que serena y el gesto que calma y acuna hasta que te vas a dormir. El Parc estaba lleno pero le faltaba la esencia. Lo de la Ruixada, aunque sea con cuatro chorros de agua de forma evocativa y simbólica, se tiene que solucionar.

Desvetllament interruptus La bajada del Desvetllament Bellugós es de los momentos más tensos de Les Santes. Como una deflagración controlada, se tiene que dominar y controlar porque tanta gente estallando a la vez es difícil de conducir. Este año, algo que no se recuerda, incluso se paró hasta tres minutos la concatenación de Bequeteros porque el cordón de la Banda Banda era insuficiente, una, y porque la gente empujando ponía en peligro a los músicos, dos. Se pudo controlar con complicidad y ayuda popular y el Desvetllament Interruptus quedó felizmente en anécdota. Un aviso de que Mataró debe seguir esforzándose en cuidar su explosión anual y que son los brazos, la cabeza y sobre todo el corazón de los mataronenses los que deben hacer piña para que no se deje de contar hasta quince. Nada, superado. Pero siendo viernes el próximo año habrá que anticiparse al aviso.

Superado este escollo, la bajada se completó con el fervor habitual, que después del concierto de Fetus y haciendo el mismo recorrido hacia arriba fue mucho más fácil de hacer. Volvieron Gegants y banda arriba y una vez entraron en el Ayuntamiento comenzó una hora y media de chispas y petardos. Un banquete de fuego, una comida generosa, un dame más dame más.

Se dieron cita todo tipo de bestias de fuego. Foto: Iker Morera

Sensacional, la Escapada parecía que tenía dificultad para avanzar por la cantidad de gente y en medio de diablos y bestias estaba el Godrac, contento y responsable, como grupo local que quiere tener cuota en el gran correfoc de Mataró. Entre encendidos y sacudidas, entre techos y tracas, con pirotecnia sin parar, el acto terminó bajo el Ayuntamiento donde se encendió el final y todo quedó ya a merced de los tambores primero y de la voluntad de juerga del DJ después.

En el Parc se bailó. Y se bebió. Y se celebró. Y también se echó de menos un componente fresco y necesario como el agua. Por reparadora, ritual y trascendente. Sin Ruixada nos falta un tobogán. Que la Nit Boja es una al año y ya falta menos para la del año que viene.


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