Un vidriero de Mataró, David Gibernau, se ha encargado de hacer de manera artesanal todas las piezas (123 en total) que dan forma a la estrella que bien pronto coronará la torre de Maria de la Sagrada Familia. La creación se subirá arriba de la torre a finales de este mes y el día 8 de diciembre se inaugurará con la encendida oficial.
Para llegar hasta aquí ha habido que completar con éxito un proceso de muchos meses; contactaron con Gibernau, maestro artesano y vidriero de reconocido prestigio, para encargarle una estrella que tuviera una textura diferente y original: "Querían que fuera una cosa orgánica y natural." Después de un año de pruebas, en noviembre del 2020 la vidriera de Mataró empezó la producción de las 123 piezas que conforman la estrella.
El proceso de creación se ha hecho con cuidado y minuciosidad artesanal: "Tenemos un horno de grandes dimensiones con base plana. Aguanta 1.200 grados pero para hacer las piezas lo poníamos a unos 850. A la máxima temperatura el vidrio se convierte en líquido y nosotros buscábamos una consistencia cómo la de la miel. Cada pieza se hacía a partir de cinco pasos diferentes, y en cada uno de ellos se imprimía un dibujo."
Cada pieza se introduce una primera vez en el horno durante 36 horas. Después de esta primera hornada, se gira y vuelven a iniciar el mismo proceso a una temperatura más baja. Es una segunda hornada de unas 24 horas que sirve para allanar el vidrio. Finalmente, el vidrio tenía que tener un tono mate para poder captar la luz. Cada pieza requería la transparencia y opacidad justa para poder captar esta luz sin que desaparezca del todo el dibujo (a pesar de que a pie de la Sagrada Familia no se podrá apreciar). Han tenido que matizar la superficie de cada pieza y entonces se volvía a poner en el horno para suavizar el mate, que sea casi transparente (24 horas más de horno).
David Gibernau explica que hacen de todo: "Somos vidrieros y vamos a tu casa a ponerte un vidrio nuevo, pero también tenemos esta vertiente artesana." Y esto acaba haciendo que lleguen encargos cómo el de la Sagrada Familia: "Es el trabajo que tendrá más trascendencia. Marcará un antes y un después en mi currículum, pero también estoy muy orgulloso, por ejemplo, del retablo de vidrio que hice para la iglesia de Bàscara." El Cristo del Fluvià es una creación formidable, de 8 metros y medio de altura por 6 y medio de anchura, que se puede apreciar en esta iglesia de tierras gerundenses.