Las dos personas que salen en la foto son, a la izquierda Carlos Essmann, y a la derecha Martí Ansón. Loque tienen en las manos es la Biznaga de plata, el galardón que ganaron al Festival de Málaga por 'Artefacto 71', un documental de Essmann sobre Ansón, de un director de cine sobre un artista. No se conocían pero congeniaron y el resultado está triunfando. Carlos quizás no es tan conocido a Mataró cómo Martí, uno de los versos libres con más carrera expositiva y el hombre que hizo Can Fàbregas en chocolate y en madera o el cartel de Las Santas de la camiseta de fútbol.
Cómo se llega hasta la concepción de un documental cómo 'Artefacto 71`?
Carlos: El documental es hijo de la pandemia y tiene muy poco a ver con el que yo había hecho antes. Quería explicar cómo es un artista y cómo explica su ciudad, su manera de ver las cosas. Yo a Martí no lo conocía pero me invitó a su proyecto de entonces con la única condición que me lo enseñara al final, cuando ya estuviera acabado. Me dijo que no quería intervenir. Y a partir de aquí grabamos, hablamos mucho por teléfono y yo lo grababa e hice todo el seguimiento de la exposición a la Fabra y Coats que duró casi cinco meses.
Martí: Yo a él no lo conocía de nada, cuando me contacta. Me envía un mail y lo que pasa cuando nos conocemos es que conectamos la mar de bien. Yo diría que porque los dos somos muy friquis. Todo es espontáneo, nos vamos encontrando. El uno apareció a la vida de la otro, sin más. Es una coincidencia cómo una casa de payés.
El objetivo era, precisamente, no hacer un documental de arte convencional?
Martí: Es que normalmente los documentales de arte son un puto palo porque el artista aparece como un genio y es todo pretencioso. Lo que Carlos hizo fue entrar anónimamente en mi vida y grabarla y después ha hecho lo que le ha dado la gana y el resultado es cómo soy yo y también cómo es él. Es un documental honesto y hay una cosa importante que es que cuando él graba, desaparece. No le hacemos ni caso y por lo tanto graba un documental que resulta que lo ha entendido todo, absorbe perfectamente todo lo que ha pasado.
Carlos: Ahora está de moda el cine observacional pero no creo que lo sea. En la exposición de Fabra y Coats había mucho espacio, teníamos mucho tiempo, había mucho material. Había los alumnos de Martí y realmente había lo que buscaba con este proyecto.
Estrenáis y triunfáis en Málaga. Qué os dijeron?
Martí: En el festival de Málaga la gente se rió mucho precisamente porque ve que es un documental redondo sin ninguna pretensión de nada ni intelectual. La pregunta de 'que hace un artista?' está todo el rato pero no la responde. Y todo el lenguaje que tiene el film es muy simple y todo el mundo lo puede entender. Cómo él lo monta y lo explica es incluso poético.
Carlos: Yo vi que la gente no se reía de mis chistes… pero realmente creo que el mérito de la película es la pregunta correcta. No buscaba qué es el arte, pregunto exactamente qué hace. Y esto es lo que explico y lo que narro a partir de Martí. Éste no era el documental que tenía pensado inicialmente, es un mundo al que me introduce él.
El elemento de incluir llamadas telefónicas personales es bastante especial.
Martí: Es una trampa buenísima que me paró porque cuando hablas por teléfono lo haces fácil, muy coloquial. Hablamos de cosas serias con un lenguaje muy coloquial. Por lo tanto haciendo el documental es cómo si fuéramos amigos, sin serlo.
Se podrá ver, aquí, 'Artefacto 71' pronto.
Carlos: En el Festival de Málaga hemos hecho la premiere mundial y ahora miraremos de participar en otros festivales. Esto tiene un recorrido en este tipo de acontecimientos y después ya miraremos de estar en Mataró, seguramente en el Mercado del Film.
Martí: A la exposición que hicimos en La Prisión proyectamos diez minutos y ya vimos que gustaba. Se acabará pudiendo ver aquí.
Ahora que os conocéis más... os asemejáis el uno al otro?
Martí: Compartimos el sentido del humor y establecemos una complicidad real que se nota mucho en el documental. Él me ha sabido sacar todo el zumo y también es muy poético cuando narra. El final del documental es emocional. Es muy simple sobre una temática seguramente compleja.
Carlos: De alguna forma, el documental es así porque yo me empapo de la manera esta de hacer de él. De este hacer lo que uno quiere, jugar incluso. Yo tenía dudas de incluir algunos cortes o escenas pero finalmente sí. De su manera de trabajar quedó muy impregnada la película, de este no querer tener cuadrícula.
Es un documental mataroní?
Martí: Yo soy de Mataró, he trabajado en Mataró, he hecho ironía de Mataró y sale mucho pero los problemas de los que hablo son universales y por lo tanto el documental se entiende aquí y también afuera, mira en Málaga mismo. Por lo tanto se utiliza la ciudad cómo podría haber utilizado Terraza o Sabadell. La gente de fuera entiende perfectamente las sandeces mataroninas. Las problemáticas que encuentro yo a mi alrededor se pueden encontrar en muchos lugares y se pueden entender globalmente, sean urbanísticas, de patrimonio, sociales. Yo todo el que he tocado de Mataró son 'capgrossades' pero no he querido hacer un retrato irónico de nada. Yo por ejemplo con el tema de Can Fàbregas y de Caralt siempre digo que el alcalde y los políticos fueron mucho más buenos artistas que yo. Lo que hicieron de desmontar, querer reconstruir al lado, tenerla a piezas… esto no se le ocurriría a ningún artista. Es brutal. Puede parecer una anécdota pero tiene muchas tangentes interesantes.
Cómo valoras la apuesta de Mataró por el arte contemporáneo?
Martí: Creo que en La Prisión se está haciendo una posta sobre todo a nivel educativo que merece la pena pero el problema que le veo al arte en general y no solo aquí es que el formato expositivo es caduco y ya no funciona. Hoy en día nadie quiere imágenes estáticas y de cara a la gente joven estamos replicando un modelo expositivo que no funciona. Los museos se han cerrado mucho en sí mismos pero no sé si la responsabilidad es de éstos o del artista. La clave es el lenguaje y yo no tengo la solución, pero hace falta que pasen cosas. Vemos como triunfa lo inmersivo, pero no deja de ser una trampa. Yo no niego la pintura pero hay que dar un vocabulario porque la gente tenga interés por el arte. Las exposiciones de cuadros colgados ya no tiene sentido y el hecho que el artista de lecciones en lugar de presentar, sea qual sea el tema, no es sano. Al arte le pasa como a la política, que lo que se trabaja es banal y en base a unas directrices. El arte contemporáneo es cómo la política, en esto y hay la sumisión del público al que se le propone sin más. También tengo que decir que la cultura local mataronina es muy especial: todo el mundo es muy 'culturetes' y después no hay nadie en las exposiciones.