Mataró ha llegado a finales de julio y, por lo tanto, entra en territorio señalado en el calendario. Son días de Santas, sí, pero no de una edición normal de la Fiesta Mayor. A diferencia del año pasado, este 2021 se ha buscado una ecuación que haga cuadrar las variables de mirar de evocar la tradición y los elementos propios de la fiesta y la cultura con la maldita pandemia de Covid-19 . Esta, además, presenta uno de los momentos de peores datos en muchos meses. La variante Delta ha trastocado el calendario de la desescalada y ha hecho volver las restricciones y el toque de queda. Con el imperativo de evitar aglomeraciones y todos los actos enclaustrados en recintos cerrados por los que hay que tener entrada para acceder, el que empieza este sábado 24 y acaba el viernes 29 quizás son unas Santas. Pero llevan un asterisco muy gordo.
Para entender el que pasará en varios espacios de Mataró, a contar entre patios de escuela, la plaza del Ayuntamiento y algún parque (insistimos: todo cerrado, todo con entrada) hay que remontarse a un año atrás, cuando una subida repentina de los datos epidemiológicos hizo suspender la programación del 'Mataró se eleva', el sucedáneo de Santas que se había preparado. Aquellas fueron unas no Santas deslluïdes, marcadas por pequeñas muestras de remembrança, actos mínimos, algunos de clandestinos. Desde el Ayuntamiento se tenía claro que este segundo julio de pandemia aquello no se podía ni se quería repetir y hace meses que se ha trabajado para ofrecer una extensa programación cultural (más de 80.000 entradas) que permita que el resultado pueda aproximarse un poco a las sensaciones de Santas. Que se puedan celebrar con todos los condicionantes vigentes.
Se ha apostado por un acto nuevo y literalmente 'Único', que es cómo se llama, en el que salen las figuras, y por muestras de bailes, conciertos, espectáculos infantiles. Todo diseminado en espacios descentralizados. Todo según los preceptos de Cultura Segura. A pesar de que semanas atrás se abría la puerta a algún acto con gente derecha, el grifo se volvió a cerrar. Son unas Santas con asterisco cocinadas por el Ayuntamiento sin convocar la Comisión de la Fiesta Mayor (trabajando bilateralmente con agentes de la fiesta), que tienen la mayor parte de protagonistas de Mataró y del Maresme y que incluso han reciclado el cartel no utilizado que Marta Floriach hizo por el 2020. Unas Santas sin espacios de encuentro, unas Santas de compra anticipada, unas Santas sin noches y sin itinerarios, con los fuegos descentralizados. Sin dormidas ni pasacalles, ni grandes conciertos. Unas Santas sin bailar y sin barras. Unas Santas desnerides de muchas de las condiciones y características que las hacen únicas, a Las Santas.
Las claves
- El Ayuntamiento ha trabajado durante meses en el escenario de unas Santas todo y la Covid
- Todos los actos se adaptan a los protocolos y al Procicat: entradas, sentados, separación, mascareta
- Las últimas restricciones cómo el toque de queda no afectan el modelo de programación
- Cultura ha preparado la Fiesta Mayor sin convocar la Comisión
- El gran objetivo: evitar imágenes de la vergüenza, incumplimiento de medidas y posibles rebrotes
La responsabilidad, clave
"Estas serán unas Santas diferentes y seguras, por las que hace falta la responsabilidad de la ciudadanía. No tenemos ninguna duda que la gente volverá a demostrar el que ya hemos visto en otras fiestas o por Sant Jordi, que conoce la situación y actúa en consecuencia", asegura el regidor de Cultura Xesco Gomar. En este sentido, además, las últimas restricciones no han afectado la programación de unas Santas ya pensadas con los condicionantes de todo el mundo sentado o aforos al 70 %. "Cumplimos con todo el que dictamina el Procicat y haremos todos los esfuerzos porque estas Santas diferentes sean un ejemplo de como hacer fiestas en medio de la pandemia. El nuestro no es el modelo de los grandes festivales que hemos visto", resuelve Gomar.
Objetivo: evitar el efecto rebrote de las fiestas mayores
El Ayuntamiento de Mataró ha ido trazando las diferentes posibilidades con la premisa clara que Las Santas adaptadas se tenían que hacer. El objetivo, casi la obsesión, es evitar a todos los efectos que la celebración pueda hacer empeorar los datos epidemiológicos de la capital del Maresme. En este sentido, los precedente de fiestas mayores de cierta dimensión y formato similar al adoptado por Mataró en Valles, Reus, Sant Cugat o Terrassa se han saldado con un repunte de casos de Covid a posteriori. En algunos casos los contagios se han llegado a multiplicar por diez y ha habido "vídeos de la vergüenza" con incumplimientos de medidas fehacientes. También a Vilassar de Mar, Canet o Premià los datos han ido a la alza después de las grandes citas. Este es el escenario que se quiere evitar doblando esfuerzos para hacer cumplir las normas. La prueba del algodón, aquí, será ver si después de estas Santas con asterisco no hay ningún rebrote. Si Mataró se sigue insertando en la media catalana y se ha podido hacer la fiesta adaptada, a muchos despachos se respirará con más alivio.