Alta Alella celebrará este año su 23ª vendimia con proyectos de futuro ambiciosos. Uno de los más icónicos es la apertura al público de la 'viblioteca', una colección privada de algunas referencias de añadas antiguas que la familia Pujol-Busquets Guillén conserva bajo llave. La consolidación del proyecto hace que ahora ya dispongan de vinos y cavas "excepcionales" que llevan más de 20 años embotellados y con una "gran capacidad de guarda", detalla la copropietaria y segunda generación de la familia, Mireia Pujol-Busquets. En paralelo, la empresa sigue su plan de expansión y prevé incrementar a largo plazo hasta un 50% el área de cultivo, pasando de las 60 hectáreas actuales a un máximo de 90, gracias a las últimas inversiones en terrenos.
- Establecidos en la finca de Can Genís de Alella desde 1991, la familia Pujol-Busquets Guillén elabora vinos y cavas ecológicos desde 2001.
- Son elaboradores integrales –el 100% del producto se elabora dentro de la propiedad– y tienen en los espumosos gran reserva una de las señas de identidad de la marca.
En esta línea de productos prémium, Alta Alella cuenta desde sus inicios con una 'viblioteca' de ediciones limitadas de productos seleccionados que se han ido guardando añada tras añada. "Siempre guardábamos alguna botella para nosotros", explica Mireia Pujol-Busquets. Y es que hasta ahora hacían un uso privado y solo se destapaban botellas en celebraciones familiares.
Desde hace unos años, sin embargo, se empezó a comercializar la versión 'evolución +' del Alta Alella Mirgin Exeo, uno de los productos que hacen desde el primer año. "Hemos visto que a los 'winelovers' les gusta mucho y para nosotros ha sido un gran descubrimiento ver la capacidad de guarda que podían tener nuestros vinos", reflexiona Pujol-Busquets.
Es a partir de aquí que la bodega ha comenzado a "compartir" en los últimos días "muchos más vinos y muchas más añadas" entre amigos y conocidos del sector con una acogida "brutal" por parte de los expertos. El Lanius o el Orbus de 2003 son algunas de las 'joyas' de mayor guarda. "Estamos planteando que esta sea una colección compartida y pueda llegar a todo el mundo", admite Pujol-Busquets.
Llegar al medio millón de botellas anuales
En paralelo, la bodega trabaja también en la ampliación de su capacidad de producción en los próximos años. Después de la pandemia, Alta Alella comenzó a comprar nuevos terrenos en el entorno de la finca familiar con el objetivo de crecer en capacidad de cultivo. De las 60 hectáreas actuales se podría pasar a un máximo de 90 en los próximos años, aunque no se han fijado plazos. Son viñas que crecen en sauló, un suelo arenoso de granito en descomposición que aporta a los vinos una acidez natural excepcional, características de la DO Alella. "Hemos invertido mucho en poder quedarnos en nuestro territorio. Nuestro objetivo era elaborar los vinos con nuestra uva y cultivándola nosotros", se felicita Pujol-Busquets.
Algunas de las nuevas tierras ya se han comenzado a cultivar, pero son cepas que no producirán al menos hasta el año que viene. Sin embargo, la mayoría se espera que den frutos dentro de dos o tres años. La propiedad espera que en los próximos "cinco o seis años" se puedan llegar a comercializar 500,000 botellas anuales, entre vinos y cavas, respecto a las 300,000 actuales.