El Berguedano es aquella comarca que desde el centro de Cataluña abre las puertas del Pirineu y es noticia dos golpes el año, como mínimo. El una, por la Patum de Berga. El otro, por la temporada de setas. Por más que, con lógica, sus habitantes renieguen de la invasión de quienes van a buscar, se conoce de sus montañas que pueden ser la patria preferida del robellón y compañía. Hoy hablaremos de una parada recomendada, quizás incluso obligatoria, si vamos, pasamos o venimos por el Berguedano: Hace falta Rosal.
Hace falta Rosal no es un pueblo en sí, sino un núcleo que se reparten cuatro termas municipales. Diez la razón, la ubicación y la existencia a la colonia textil que la familia Rosal estableció para aprovechar la fuerza del agua del río Llobregat. Las colonias, que eran poblados alrededor de una actividad industrial, son uno de los rasgos históricos de nuestro país que merece la pena de conocer y visitar. Un clásico de las salidas escolares de primaria o secundaria, por ejemplo a la vecina Puig-reig.
Hace falta Rosal es el vecindario establecido donde antes había la colonia, un núcleo activo y consolidado a tocar de carretera que tiene vida propia, curiosidades cómo un convento de artistas que residen y crean, y también tiene el Mercado de la Seta. Con él ligamos motivo de temporada y recomendación de visita. El Mercado de la Seta hace de Hace falta Rosal un topónimo conocido entre los boletaires que peinan el Berguedano. Porque se puede comprar, vender e incluso aconsejarse, sobre setas.
Peine a buena temporada
Los paradistes del Mercado de la Seta auguran una "buena temporada" y afirman que la calidad es extraordinaria. "Ahora empiezan a salir, sobre todo el robellón y la cepa", ha explicado la Carla Martínez, que regenta una de las tiendas. Su abuela aporta la sabiduría y la experiencia, puesto que a menudo ayuda a los boletaires amateurs a discernir "las setas buenas de los malos". "La gente a veces lo cosecha todo y se pueden intoxicar", advierte la Lluïsa Vilalata, que hace diez años que tiene parada al mercado. Ella asegura que la seta del Berguedano "es fantástico" y que hay precios "por todos los bolsillos".
La mayoría de robellones que vende la Lluïsa son de la zona del Pedraforca y de Gósol y la cepa es de "más arriba, de la zona de la Molina", detalla. "El precio varía mucho: si es de botón, es más caro, si es más grande, es más barato", informa añadiendo que el coste no ha variado respecto al año pasado.
Hay, de gente, que vuelven de buscar setas y acaban de llenar el cesto en el mercado. Además, aprovechan la experiencia de los paradistes para echar los que son tóxicos. Así lo ha hecho la Ruth, una vecina de Terraza que se ha salvo hora para ir a buscar setas cerca de Berga. Algunos de los que ha cosechado eran malos, pero está satisfecha porque ha encontrado algún robellón.
La abuela de la Carla Martínez es una gran conocedora de las setas que afloran en la zona y, además de limpiarlos con mucha cura y precisión, ayuda a los visitantes inexpertos a descartar los malos. Su nieta asegura medio en broma que esto también los ayuda a la hora de hacer cajón.
Toda la temporada
Además de paradas específicas de setas, al mercado también hay productos gastronómicos de proximidad del municipio y la comarca, cómo embutidos, mieles, quesos y pan artesanal. El mercado se mantendrá abierto hasta que dure la temporada, que acostumbra a alargarse hasta noviembre.
El Ayuntamiento ha programado actos paralelos al mercado algunos fines de semana. El 24 y 25 de septiembre se celebrará la Festeta de la Cerveza Artesana; el 22 y 23 de octubre la Fiesta de la Seta de Hace falta Rosal; y finalmente, el 30 de octubre habrá una nueva muestra del Mercado de Productores del Berguedano.