Es en momentos y días cómo estos en los cuales hay que aferrarse a las convecciones y preferencias personales. No dejarse llevar por los acontecimientos ni la desesperanza: estar a la altura de las circunstancias. Comportarse cómo es debido de. Es ahora más que nunca que hay que cultivar la reverencia a la monarca de las frutas. Más que nunca, pues, gritamos que 'Viva la Reina!'.
Situémonos en situación. El otro día un comunicado conciso y de tono casi institucional compartía 'urbi et orbi' una noticia que no por esperada dejaba de afectar a sus receptores. En plaza, con aflicción, se comunicaba el pronto fin de la reina de las ciruelas: "Las Clàudia Reina ya se acaban". Qué era aquello? Estratagema vendedora de toda la vida o el cruel paso del tiempo que hace fenecer las temporadas. Devotos cómo somos, llenamos la bolsa: quizás los últimos recuerdos (por este año) de la Clàudia, Reina de las ciruelas.
Porque por más que en plaza a menudo parezca gobernar un cierto desorden, un bullici propio más de las clases bajas que no de la nobleza, quién va y viene en tiempo de calor y verano (este deshecho de tiempo enganxifós que ahora parece que dure más de medio año, qué asco!) sabe que las clases existen, que hay rangos a respetar y que en cuestión de frutas hay muchas joyas a la corona pero una sola monarca con divisa propia al nombre, de familia Real. Es la ciruela Clàudia Reina. Y, conciudadanos, dicen que se están acabando.
Ahora, cuando es más madura
A pesar de que se encuentra de hace semanas, la Clàudia Reina es especialmente buena en final de su legado. En sus últimos días. Si la dulzura es su mejor carta de presentación, cuando las carnes se le ablandan es cómo si ya supiera de su destino final y aconteciera, más que una fruta, una estallido de textura y gusto más propio ya de la confitura. La Clàudia Reina no admite recelos de ningún tipo, exige obediencia y sometimiento. enganchas una y haciendo morros besucones absorbes la inmensidad de su obra. Te abruma y te hace feliz. Después de una, viene otra. Su monarquía acontece el mejor régimen. Te haces vasallo entusiasta. Que posen ciruelas al dibujo de las monedas!
Cómo todas las reinas que merecen la pena, nuestra protagonista sabe escoger colores elegantes. Fiel a un verde orgánico muy propio, sabe marcado el nivel de protocolo según temporada. Si la voces amarillenta, quizás vas con demasiada prisa. Las cosas de Palacio van xino xano. En cambio ahora, al final de temporada, combina con aires más marronosos mientras parece que la piel se le entel·li. Es una señora!
Leo que esto del nombre tiene historia y que el nombre de Reina Clàudia es en honor de Clàudia de Francia (1499–1524), duquesa de Bretaña, que pasó a ser la reina consorte de Francesc Y de Francia (1494–1547). A Francia le decían la bonne reine. Y después hicieron una república. La presa de la Bastilla, a medio julio, es precisamente cuando empiezan a haber a plaza, la misma donde ya se acaban. No debe de ser casualidad, las coincidencias no existen.