La celebración de la Noche de Navidad es cada vez más tendido. Por muchas familias el de ‘Nochebuena’ es la comida importante y trascendente de todo el cómputo festivo. Por otros también es cuando se hace cagar el Tió. Los más de la cebolla, cenan pronto para ir a Misa del Gallo. En todo caso esta cena se significa para escoger ingredientes señalados y el pez y el marisco tienen la ‘pole position’.
De donde viene, qué truco o variación podemos encontrarle en el pez y el marisco o, quizás más interesante, barrenemos una alternativa.
El origen
Dos razones históricas para comer pez y marisco. La primera es que antes el 24 era un día de vigilia y había una restricción para el consumo de carne hasta después de la Misa del Gallo. Más allá de la religión, el hecho que mejoraran el sistema de comunicación y los de refrigeración extendió más el consumo de pez fresco a mitad del siglo XX, razón por la cual se empezó a significar la elección de alguna pieza como plato indicado por el primero grande comida de las fiestas.
El truco
No llega a la categoría de truco pero confiar en género congelado nos permitirá una inversión menor que en el pez fresco, si bien en calidad o gusto quizás no estaremos tocando el cielo del mismo modo. Hay quien marca en el calendario una cita semanas atrás para comprar fresco y congelarlo a casa. Otra recomendación, no ir con ideas preconcebidas y preguntar directamente a la pescadería que hay que no sea prohibitivo de precio.
La alternativa
Una buena alternativa al pez y el marisco puede ser inspirarse en el País Vasco y hacer una Noche de Navidad a base de pintxos. Además, siguiendo las recomendaciones anti-Covid podemos disponer los pintxos de cada cual en platos diferentes. Los pintxos ‘Goxua’ son siempre una apuesta ganadora: apuntáis que es de los mejores. Pan bueno, foie, jamón pasado por la paella y gamba roja.