Congelar alimentos es quizás la técnica más antigua y, a la vez, más eficaz en cuanto a conservación. Sin embargo, no destruye los patógenos, sino que evita que se multipliquen. Los alimentos más perecederos, es decir, los más susceptibles de contaminarse por patógenos, requieren técnicas de conservación para evitar su deterioro. Es el caso de la carne, pez, marisco, leche, vegetales, alimentos frescos, platos preparados, frutas o lácteos. Para evitar que los patógenos se multipliquen, tienen que mantenerse a temperaturas de refrigeración o congelación.
Sin embargo, no es aconsejable congelar unos ciertos alimentos o comidas, con el que mantenerlos a temperatura de refrigeración sería suficiente para su conservación. Algunos de ellos son:
- Mayonesa y otras salsas. Al descongelarla tiende a formar una demasiada sólida sin gusto ni textura.
- Pasteles: Es preferible consumirlos frescos o mantenerlos en el frigorífico de dos a cuatro días antes de consumir de nuevo. Si se congelan, al descongelarse tienden a agrietarse. Además, pierden su textura y consistencia y quedan afectadas el sabor y aroma.
- Patatas: Las legumbres en general se congelan bien, pero si las tienes cocinadas con patatas es mejor que las retires antes de congelar. La fécula de la patata se deshace cuando se congela y, con el frío, se ven comprometidos su textura y sabor.Salchichas: No tienen que congelarse, porque pueden perder sabor y consistencia.
- Frito: En general, todos los fritos no congelan bien y se posan blandos al ser descongelados. Además, pierden sus propiedades.
- Macarrones y otras pastas: El frío extremo deteriora el sabor y la consistencia de la pasta y el arroz. Estos platos tienen que consumirse siempre acabados de cocinar.
- Huevo: Es mejor conservarlos en el frigorífico. Sin embargo, pueden congelarse siempre que no estén con cáscara.
- Leche: Los lácteos se tienen que consumir frescos. La congelación los mujer una consistencia granulosa.
- Frutas, verduras y otros vegetales. En general, tienen una gran cantidad de agua en su composición. Al congelarse, se forman cristales de hielo de gran tamaño, que pueden dañar el producto. Una vez descongelados, el suyo es un aspecto desagradable y un sabor muy diferente del original.