Las endibias no son agradables de conocer. Son antipáticas y especialetes. Requieren que te las mires con buenos ojos y paladar abierto de miras. De buenas a primeras son uno de aquellos ingredientes que parecen hechos para no gustar. Prácticamente todo el mundo ha pensado en algún momento que las endibias eran una mierda y no es así. Y basta con hacer un ejercicio de tolerancia y atrevimiento (cuántas cosas en esta vida no se curan con tolerancia y atrevimiento, de hecho?) para rebatir por completo a los críticos y escépticos de la endibia.
"El endivisme", movimiento al cual nos adherimos en este artículo, no ganará elecciones pero poco a poco puede ir tirando agujero como tendencia si ante la temporada de este vegetal vamos sumando adeptos. Con la endibia puede pasar como con según qué mueble de gran cadena escandinava: sin las instrucciones precisas el resultado satisfactorio no está garantizado sino más bien el contrario. La endibia no lo tenemos que hacer jugar ni tratarla como una variante de lechuga porque tiene un tacto y gusto que requiere presentación.
Qué tiene la endibia?
Este podría ser un artículo normal y aburrido que dijera que la endibia es una hortaliza que la podemos encontrar a nuestros mercados desde el otoño hasta comienzos de verano. Que destaca para tener un alto contenido en agua; mientras que el contenido en hidratos de carbono, proteínas o grasas es bajo o que unas cantidades destacables de fibra, lo cual lo hace un alimento indicado en dietas de aprimament por su efecto saciant. podríamos decir que es un alimento altamente vitamínic y que destacan los folats, la provitamina, la vitamina C y la E pero esto es obviamente copiado y enganchado porque quien firma no tiene ni idea de qué son los folats. De la misma fuente, sin más aspavientos, podríamos sacar que el ligero gusto amargando de la endibia es causado por la intibina y que precisamente, es por este componente que la endibia es un alimento que favorece la digestión de las grasas y estimula el buen funcionamiento del hígado.
Folats, vitaminas, gusto amargando e intibina. Hasta este momento, si se llega, parece muy bien que el titular del artículo sea engañoso y que hayamos venido aquí a decir a dejar la endibia con mala prensa. Y no. Hemos venido al contrario.
La endibia se lo tiene que saber tratar y las siguientes son tres de las infinitas ideas de receta con las que, en el tacto y uso apropiado, veremos como la endibia es la pera (como expresión, no como alimento).
Para comer el tzatziki
Muchas de las aplicaciones de la endibia son en frío y aprovechando la perfecto concavitat de sus hojas, seguramente por forma y robustez la mejor "barca" vegetal con la que hacer de cuchara y 'cargar' relleno o mojar una salsa espesa. Precisamente esta última es la primera propuesta: disfrutar del conocido y delicioso tzatziki griego cómo entrando mientras vas mojando la endibia (que dicho así parece otra cosa).
Hacer tzatziki es bastante más fácil que pronunciar bien su nombre. Basta con pelar un pepino, sacar las semillas y tacharlo. Colar y exprimir un poco la pasta que queda para sacar agua y mezclarlo con cuatro yogures (que sean griegos!). En un bote de minipimer mezclamos cuatro cucharadas de aceite, el zumo de medio limón y un gra de ajo, y abocamos el triturat a la mezcla de los yogures y el pepino. El resultado final lo removemos con tenedor hasta que ligue. La mezcla quedará emulsionada y la concurrencia, empalando la endibia, emocionada.
Con pollo al roquefort
Segunda opción para aprovechar la "barca" de la hoja de endibia. Aquí jugamos sobre seguro porque el matrimonio entre endibia y queso roquefort es más antiguo que el amor entre en Robafaves y la Giganta, viene de tiempos inmemoriales. No nos quedamos, pero, sólo con estas dos y vamos a por el trío. Seamos poligàmics gastronómicos y optamos para hacer un sofrito simple de cebolla y saltejar- dados pequeños de pollo que se enrosseixin por, después, y un golpe cocidos, hacerlos al roquefort con una salsa que amoroseixi un poco, que rebaje la contundencia.
Con la mezcla a punto a la sartén ( podemos picar perejil o cibolet por sobre) ya le joderíamos cucharada pero lo dispondremos en buena presentación sobre las hojas de endibia para salir a mesa donde aconsejaremos que los comensales sean cuidadosos con la queixalada. Los costará porque nos querrán deglutir esta 'tapa'.
Crema de endibias y puerros con virutas de jamón
Clásico de clásicos, las cremas vegetales. Ay las: hay quién las critica pero los partidarios del endivisme son por naturaleza de ascendencia cremística beligerante. En tiempo de frío, a temperatura y cuando sea invierno pasando por la nevera que nos curará el fuego interior. El hecho es que las cremas son sensacionales y con una buena combinación la agror endívica nos dará un contrapunto sensacional, que agradeceremos a cada cucharada.
Definir exactamente el itinerario de por donde puede ir ya es cosa más personal y no hay otro secreto que sofreír los ingredientes antes un poquito (que quieras que no siempre da alegría) y buscar elementos que nos den tacto o cremositat. Si no somos de ninguna religión que lo tenga como trampa proscrita, la pastilleta de caldo siempre hará el hecho. Con puerros (viva los puerros!) y presentado con virutas de jamón un día quedó una crema entre blanca y verdosa sensacional. Quede apuntado.