"Te hacen sentir cómodo y está muy bien de precio: esta es la clave"
Nails es uñas con inglés y con cosa de poco tiempo ha pasado a ser uno de los anglicismos más utilizados y en linde a casa nuestra. Basta de pasear y tener ojos a la cara para apreciar que uno de los sectores comerciales más emergentes de los últimos tiempos es el de la manicura y pedicura, los salones de estética específicos. Se puede bien decir que viendo la de locales nuevos que abren y la ocupación mediana de muchos de estos la capital del Maresme enseña las uñas del mismo modo que los animales, cuando atacan, se dice que enseñan las zarpas.
De salones de belleza que te "hagan las uñas" ha habido toda la vida pero en los últimos tiempos han proliferado más y más locales. Hay de tipo, estéticas, precios y niveles diferentes y, de hecho, algunos son totalmente especializados y otros se insertan en una cartera de servicios de estética más amplia. Qué hay, detrás este boom? De donde sale esta fal·lera?
El aumento de locales tiene muchas razones al última. Hay una claramente coyuntural, de moda, de momento. Es el tiempo de las 'nails' del mismo modo que también han proliferado anteriormente locales de CBD o de pitillos electrónicos. Pero detrás el hecho de enseñar las uñas también hay la capacidad de ofrecer generalmente un servicio que por prestança y precio la oferta ha movilizado una demanda que antes era puntual y ahora es más continuada. Así, hay mujeres (generalmente la clientela es femenina) que se arreglaban las uñas en casa y solo iban a un salón por motivo de un casamiento, una fiesta, el verano o Nadal y que ahora 'fichan' un golpe al mes a su salón de cabecera. "Empezó yendo mi hermana, después mi madre y al final yo. Es goloso hacerse las ingles porque realmente sus esmals son muy mejores, cuando vas a sacarlo te lo vuelves a pintar, dura mucho más que el que puedas hacerte a casa y está bien de precio", explica la Judit.
Otra fiel de hacerse hacer las uñas es la Xantal. "Hubo un boom de influencers y creadoras de contenido que influyen en la población joven que empezó con las uñas de hielo, muy extravagantes, con diferentes formas y colores y a partir de aquí la demanda fue subiendo porque además el precio es barato y te cuidan mucho y no deja de ser un momento mucho por tú", explica. Ella también identifica que "la clave es la semi-permanente porque tienes las uñas perfectas durante tres semanas y a nivel de imagen queda una mano mucho más neta y arreglada". Hay quien todavía le puede sorprender pero hoy en día las uñas forman parte de la combinación de la outfit (siempre anglicismos) o es indicativa de la época del año. Ahora que viene el calor, las uñas de colores más vivos para posar un ejemplo.
El efecto Rosalia
Cómo que de todo se suele hacer teoría y categoría, si ampliamos el zoom y nos fijamos con todo el Estado hay quién vincula el 'boom' de los centros de uñas con la cantante Rosalia. De hecho, no solo con la de Sant Esteve Sesrovires sino con toda la iconografía y la estética de los nuevos referentes entre pop y urban que han resingularitzat las uñas como fenómeno, como elemento de identidad. La propia Rosalia o la maresmenca Bad Gyal, para posar otro ejemplo, aparecen con uñas imposibles mucho en la línea de la cultura americana, entendida tanto por la vertiente más latina como la anglosajona. En estas zonas del planeta, la manicura y la pedicura son casi una religión, formando parte de la rutina de belleza cotidiana de cualquier mujer, independientemente de su clase social. Según datos de la prensa especializada, el de las 'nails' es un sector que mueve 9.000 millones de euros en todo el mundo y por lo tanto, empujado por el estímulo de las referentes, el que está pasando a España es que llega el que puede llegar a denominarse 'cultura de la manicura'.