Nos encontramos inmersos en el mes de diciembre, sinónimo de Nadal y de platos calientes que nos ayuden a combatir el frío. Más allá de la COVID-19, en esta época nos podemos enfriar o tener gripe con mucha más facilidad que en el caso otros meses del año.
Por este motivo, reforzar nuestras defensa y vitaminas es imprescindible para poder combatir cualquier dolencia estacional que trate de hacerse lugar en nuestro organismo. A continuación os explicamos las vitaminas principales que tenemos que potenciar y especificamos en qué alimentos las podéis encontrar.
Qué vitaminas tenemos que potenciar al invierno
- Vitamina A :nos ayuda a mejorar nuestra vista pero también está asociada a tener una mayor respuesta inmune y una reducción del riesgo de infección de varias dolencias. Si llevamos una dieta equilibrada y comemos alimentos cómo verduras de hoja verde (espinacas, burra y kale , entre otros), atún, huevos, lácteos, zanahorias y moniatos, podremos aumentar nuestros niveles de vitamina A y betacarotens en sangre.
- Vitamina C: a pesar de que no nos protege de los resfriados, sí puede reducir el tiempo que nos hacen efecto. La fuente alimentaria de vitamina C más conocida son las naranjas, pero otros alimentos cómo los pimientos, el brocoli, las verduras de hoja verde y los arándanos rojos también nos ayudan a adquirir este tipo de vitamina esencial para nuestro organismo.
- Vitamina D: es habitual sufrir un déficit de esta vitamina, puesto que es la que se obtiene a través de los rayos solares. Si sumamos la larga temporada de confinamiento causado por la pandemia a los meses de invierno, donde a las séis de la tarde ya es oscuro, nos mujer como resultado una falta de vitamina D importante. Para conseguir subir sus niveles, podemos tomar el solo todo el que podamos (saliente a pasear los fines de semana por la mañana en caso de que de trabajamos en una oficina, por ejemplo) o ingiriendo los siguientes alimentos, fuentes naturales de vitamina D: pez (salmón, atún y sardinas), huevos, lácteos y setas.
- Vitamina E: se trata de un tipo de vitamina soluble a la grasa y resulta un potente antioxidante que sirve para fortalecer el sistema inmunológico. Es común escuchar que ayuda a mejorar varias dolencias como el cáncer o la artritis, además de retrasar el proceso de envejecimiento. Si llevamos una dieta equilibrada es extraño que tengamos un déficit de este tipo de vitamina, puesto que se encuentra a los frutos secos, los óleos vegetales (como el de girasol o el de trigo) y a los productos integrales.
En general, llevar una dieta equilibrada es clave a la hora de mantenernos sanos y con unos niveles adecuados de vitaminas. Aún así, hacernos análisis de sangre durante esta temporada de invierno es más que recomendable para poder descubrir si sufrimos algún déficit y por este motivo tenemos que tomar suplementos o ningún medicamento que nos ayude a reforzar nuestro sistema inmunológico.