El pasado martes día 1 de enero se cumplieron los primeros 61 años del triunfo de la Revolución en Cuba. Después de 25 meses de cruentos combates, a las montañas primero y en los planes después, el Ejército Rebelde, dirigido magistralmente por el Comandante en Ninguno, Fidel Castro, consiguió la victoria definitiva después de la Batalla de Santa Clara. Un joven capitán de tan sólo 25 años, Ramón Pardo Guerra, al frente de un pelotón de menos de 30 guerrilleros, fueron capaces de derrotar un importante contingente de soldados de la tiranía batistiana, que pretendían acceder en la ciudad para reforzar la guarnición que se encontraba totalmente rodeada por la columna número 4, al mando de la cual había el legendario Ernesto Che Guevara.
La Batalla del Tren Blindado tuvo lugar entre los días 28 y 30 de diciembre de 1958, después de la cual el régimen sanguinario de Fulgencio Batista se hundió estrepitosamente. El tirano, acompañado de sus más cercanos colaboradores, huyeron como ratas y se refugiaron en Santo Domingo, donde el dictador Rafael Leónidas Trujillo los ofreció todo tipos de ayuda.
Fidel Castro entró triunfalmente en La Habana el 8 de enero y el pueblo entero se lanzó en la calle a celebrar la victoria que puso fin a casi siete años de dictadura. El primer presidente, José León Urrutia, y la cabeza de gobierno, José Miró Cardona, tomaron posesión de sus cargos inmediatamente, pero los dos, que pertenecían en las clases benestants de país, ponían todo tipo de trabas en la aplicación de las medidas y prometidas que desde Sierra Maestra había hecho el Movimiento 26 de Julio y su brazo armado, el Ejército Rebelde.
Teniendo en cuenta las características de Cuba en aquella época, el principal anhelo del pueblo era la tierra, y la Ley de Reforma Agraria entró inmediatamente en vigor. Miles y miles de hectáreas fueron expropiadas a terratenientes y entregadas a los guajiros (labradores), que inmediatamente empezaron a trabajar, bien familiarmente o en cooperativas. Una de las primeras fincas entregadas a los guajiros fue la de los padres de Fiel, situada en Birán, y que comprendía nada más y nada menos que 12.896 hectáreas.
Otra de las prometidas más importantes de la Revolución era acabar con el analfabetismo, que en Cuba afectaba más del 80% de la población. En poco más de un año se consiguió erradicar, en base a miles y miles de voluntarios que con todo el entusiasmo del mundo se lanzaron a tan noble tarea. Después del triunfo de la Revolución, más de la mitad de los médicos abandonó el país, pero hoy, 61 años después, Cuba posee más de 80.000 médicos, y según el último informe de la Organización Mundial de la Salud es el país que más médicos tiene por habitante, además de ser el tercero en cuanto a esperanza de vida.
Desde el triunfo revolucionario, Cuba ha sufrido todo tipo de agresiones, no sólo por parte de su vecino de norte, los Estados Unidos, sino por parte de todos los capitalistas del mundo, que no pueden consentir que un pequeño país los haga frente y los derrote. Cuba ha demostrado en el mundo que el capitalismo y el imperialismo no son invencibles. Por eso Cuba es tan importante para todos los trabajadores y para todas las fuerzas progresistas de la humanidad. Nuestro apoyo tiene que ser permanente, no podemos bajar la guardia. Los que desde aquí hacen tantas críticas en Cuba lo hacen por dos motivos fundamentales: unos por ignorancia y otras porque son intrínsecamente perversos.