Cosechando los productos al Huerto de en Dídac. Fotos: Romuald Gallofré

Del huerto a casa

Los labradores maresmencs se reinventan en pleno confinamiento para servir producto fresco y de proximidad a los domicilios de la comarca y de Barcelona

Ya hace casi un mes y medio que los mercadillos de Mataró están suspendidos, como medida preventiva para evitar la propagación del coronavirus. Y no hay fecha de reapertura. Los vecinos y vecinas ya no pueden encontrar las paradas habituales de fruta y verdura a plaza de Cuba, plaza Grande, Matadero, Cerdanyola, Cereza, Molinos y Pla de en Boet. Si bien el abastiment de producto fresco está garantizado porque las tiendas de alimentación siguen abiertas, los mercados de venta no sedentaria son uno de los elementos que más se echan de menos desde que estamos en confinamiento. La suspensión –aplicada porque las características de los mercados hacen imposible controlar el aforo y las medidas de distanciamiento social necesarias, y que también se lleva a cabo a la mayoría de municipios del país– ha supuesto un enorme descalabro para los labradores de Mataró y del entorno: de un día por el otro se quedaron sin el principal punto de venta de sus cultivos. Pero en toda crisis, por muy profunda que sea, se abren ventanas de oportunidad. Y muchos labradores del Maresme lo han encontrado en el comercio online y el servicio a domicilio. Desde el inicio del confinamiento atienen centenares de pedidos a la semana de familias de la comarca y también de más allá. Directamente del huerto a casa. (El listado entero de productores con venta online y a domcili se puede consultar aquí).

Enganchamos en Dídac Valera, uno de estos labradores, trabajando con las tomaqueres que tiene a la plantación familiar en la zona de los Cerros a tocar de Mataró Parco. "Sin mascareta, como si no pasara nada. El huerto es así, un mundo aparte", señala. Estos días a su empresa, El Huerto de en Dídac, van desbordados de trabajo, puesto que tienen que atender cerca de una media de 600 pedidos por semana, un 60% de las cuales directamente a domicilio, especialmente en Barcelona y en el Maresme sur. "En Mataró, hasta ahora, este ámbito no tenía mucho querencia; casi todo el mundo tiene un mercado cerca y los resultaba mucho más fácil encontrar producto fresco", explica Valera. En el contexto actual, pero, los mataronins también se han volcado en la compra online y la entrega en casa. Un ámbito en el que la empresa agrícola de Valera juega con ventaja. En Dídac proviene de una familia de labradores de toda la vida, que hace más de un siglo que trabajan los campos, pero ya hace más de una década que reorientaron el negocio con la vista puesta a Internet. "Mi familia vendía directamente a Mercabarna , pero con la crisis económica que estalló hace 10 años la mayoría de fruiteries y verdulerías de barrio acabaron cerrando, el tendero pequeño dejó de existir y nos quedamos sin compradores", relata Valera. Entonces él tenía 25 años y le quedó claro que o bien se enfocaba directamente al consumidor o su futuro profesional en el ámbito agrícola era inviable.

Trabajando las tierras en el Huerto de en Dídac

Fue entonces cuando impulsaron el Huerto de en Dídac, centrado en la agricultura ecológica y en la venta de los productos a través de tres canales: online (web y app propias con posibilidad de entrega a domicilio), a la propia finca de los Cerros y, desde hace tres años, con parada propia al mercado de plaza de Cuba. Buena parte del negocio, además, lo hacen como proveedores de producto fresco a los comedores escolares. "Cuando se anunció el confinamiento y cerraron todas las escuelas, se nos pusieron por corbata", explica el labrador.

"Servimos a comedores escolares y cuando se anunció el confinamiento y cerraron todas las escuelas, se nos pusieron por corbata, pero al venta online nos ha salvado la situación" (El Huerto de en Dídac)

Pero la pérdida de casi la mitad de la facturación se ha visto compensada por el auge de los pedidos online. Muchas familias que conocían la empresa como proveedora de frutas y verduras para sus hijos e hijas ahora han confiado en ellos porque se las traigan a casa. Los mataronins y maresmencs, sin mercados al alcance, han visto en la compra online un bot salvavidas. Y El Huerto de en Dídac, al contrario que otros muchos productores, estaba preparado por lo pronto para un contexto como este, gracias a su presencia ya consolidada enl 'ámbito digital. "Hemos salvado del todo la situación", resuelve Valera, que incluso ha tenido que incorporar personal a su equipo para hacer frente al alud de trabajo; actualmente son 14 personas, repartidos entre el campo, el almacén y el reparto. "Y ninguno de nosotros se ha contagiado de coronavirus, un éxito todavía más grande que haber aguantado esta crisis", celebra el mataroní.

Otro caso de éxito en el campesinado del territorio lo protagoniza Se ha acabado el brécol, un proyecto arrancado en 2011 por un grupo de jóvenes agricultores que decidieron reactivar las tierras baldías del abuelo de un ellos, a las cinco Sènies, centrándose también en el cultivo ecológico. Además de tener parada los sábados al mercadillo de plaza de Cuba, ofrecen cestas a particulares en Mataró, el Maresme y Barcelona. "Nuestro cliente a domicilio sobre todo está en la capital, hasta que no ha estallado la crisis en Mataró era mucho más residual puesto que todo el mundo tiene un mercado a tocar y prefiere ver el producto antes de comprarlo", explica Ivan López, uno de los socios de Se ha acabado el brécol. Ya hace seis años que venden online, algo que los ha ayudado mucho a afrontar la situación actual. Aún así, ni su web ni la propia empresa estaba del todo preparada por el que ha pasado. "Se nos han quintuplicado los pedidos, la web al principio no lo aguantaba, y también hemos tenido que reajustar el personal para hacer frente a la situación", explica López. A ritmo de una treintena de pedidos al día, se puede decir que no echan de menos en exceso la parada de los sábados.

"Nuestro cliente a domicilio sobre todo está en la capital, hasta que no ha estallado la crisis en Mataró era mucho más residual puesto que todo el mundo tiene un mercado a tocar" (Se ha acabado el brécol)

A otros productores de la zona, la crisis los ha cogido más a pie cambiado; evidentemente no todo son flores y violas en el sector, tocado muy duramente por la crisis. En Jaume Cantallops nos atiende desde Mercabarna. "Esto es un caos, hay muchos nervios y desorden. Los precios están mucho a la alza, la cebolla de higueras, los cítricos… Todo por las nubes", lamenta, en medio del griterío. Cantallops regenta una pequeña empresa familiar al vecindario de Valldeix, que se remonta a los tiempos de su bisabuelo. Son una familia de labradores de toda la vida, que desde hace 30 años se dedican a la venta a los mercadillos de Mataró (dos paradas al Matadero), del Maresme y también de fuera de la comarca.

Jaume Cantallops, entregando a domicilio

Un circuito que se ha ido a pique a raíz de la pandemia, y que los ha obligado a optar por la venta a domicilio. "No lo hacíamos antes, y seguramente lo pararemos cuando pase la crisis, pero en estos momentos aceptamos todos los pedidos que nos entren", explica Cantallops. gestionan entre 150 y 200 a la semana, algo que, según constata el labrador, "nos ayudará a aguantar el golpe". Pero a su finca atraviesan una situación complicada. "Si bien es cierto que estamos facturando más que en tiempos normales, el margen de beneficio es fuerza inferior", relata. Su clientela opta por "producto básico" como por ejemplo cítrico, patata, cebolla o calabacín, mientras que los cuesta mucho más encontrar salida por la verdura que cultivan. "El guisante está siendo ruinoso, lo solíamos vender a restaurantes y esta puerta se nos ha cerrado", relata el labrador. La crisis actual se suma a los efectos terribles que el temporal Gloria tuvo sobre los cultivos maresmencs a principios de año. "Vamos muy atrasados con la plantación de la primavera, y el servicio a domicilio nos roba muchas horas para dedicar la atención necesaria; todo ello nos ha cogido en muy mal momento", constata Cantallops.

"Estoy trayendo productos del huerto a comedores sociales; no quiero que se me queden pudriéndose al campo" (Norma Álvarez)

El panorama tampoco es sencillo para la Norma Àlvarez. Ella regenta, desde finales del año pasado, la Parada Latina Chichón al mercadillo de la plaza de Cuba, donde suele vender verdura cultivada a su huerto de Cabrera y también fruta tropical, pensando sobre todo en clientela de origen latinoamericano. "Bien es verdad que la cosa no me está yendo muy bien estos días", reconoce Álvarez. Está intentando hacer venta a domicilio pero sin mucho éxito, puesto que cómo que estos días no va a Mercabarna el abanico de productos que dispone se limita al que crece a su huerto. "Me trucan y si no tengo todo el que me piden, prefieren buscar alguno otro proveedor; lo entiendo", explica. Mientras espera que lleguen tiempos mejores, la labradora se desplaza un golpe por semana al comedor social Santo Agustí de Mataró, para entregarlos habas, lechugas, apios… "No quiero que todo esto se me quede al campo, como mínimo que la gente lo pueda aprovechar".

Cuando reabrirán los mercados?

Municipios como Tarragona o Vic han anunciado que en los próximos días reabrirán los mercadillos, con medidas de seguridad como por ejemplo controles de las colas de acceso para poder garantizar las distancias de seguridad y la reubicación de las paradas también con este objetivo. En Mataró se cumplen seis semanas sin mercados no sedentarios y de momento no hay ninguna fecha prevista de reapertura, según han anunciado desde el Ayuntamiento. Unión de Labradores ha pedido insistentemente a los ayuntamientos que han suspendido los mercados de alimentos al aire libre de aforo inferior a 1.000 personas que rectifiquen. El sindicato agrario considera que impedir estos mercados contraviene la resolución de Salud, el Real decreto de estado de alarma y el Real decreto que regula la venta directa de productos perecederos y, además, "perjudica el campesinado y la ciudadanía por el hecho que entorpece el acceso a los alimentos".

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