Las visitas a la Capilla de Dolors de Santa Maria permiten conocer más a fondo los secretos de una de las joyas más importantes del barroco catalán. Un recorrido por su larga historia pasando por la colocación de la primera piedra, las posteriores épocas de guerra, el cuidadoso trabajo del pintorAntoni Viladomat y las futuras reestructuraciones hasta llegar a la última finalizada este año.
Conocer la historia del Conjunto de Dolors supone situarnos en el 1694, el año en que se consigue el visto bueno para poder construir una capilla para los servites. Un tiempo más tarde se compran los terrenos y en 1698 es el momento donde se data la colocación de la primera piedra y, por lo tanto, el inicio de la edificación de la capilla. Según los estudios, la construcción de la capilla se extiende durante unos 10 años aproximadamente. Unos años que coinciden con la etapa de la Guerra de Sucesión y con la consecuente paralización de las obras. "Todo el mundo estaba en guerra, se hacían pequeñas cosas manuales a la capilla pero no las grandes obras que vendrán más tarde un golpe acabada la guerra", afirman desde el Museo Archivo de Santa Maria. Acabado este periodo la ciudad de Mataró empieza a enriquecerse considerablemente, especialmente los comerciantes con la exportación de productos como el vino. Es precisamente durante estos años cuando se entra en contacto con el gran pintor catalán de la primera mitad del siglo XVIII, Antoni Viladomat. "La Congregación de Nuestra Señora de Dolors le encarga a Viladomat la producción mural, paredes y el techo, la serie de dibujos enganchados a toda la capilla y la Corona Dolorosa", explican. Su trabajo a la capilla se data entre el 1726 y el 1730.
Los detalles de la obra de Viladomat
Observar el Conjunto de Dolors supone disfrutar de cada centímetro del conjunto pictórico hecho de la mano de Viladomat, unas pinturas que ahora lucen con todo su esplendor. Ninguno de los detalles decorativos está hecho por casualidad y en conjunto esconden pequeños secretos y significados que vale la pena conocer. Por ejemplo, en cuanto a las pinturas murales de las paredes, a ambos lados de los cuadros hay unas columnas pintadas que simularían los marcos de los cuadros. O, por otro lado, a lo largo de todo el entramado del techo, Viladomat pintó una arquitectura fingida siguiendo la técnica de aumento de volumen, es decir, haciendo esta pintura quería dar la sensación de que la capilla era más grande.
Ninguno de los detalles decorativos está hecho por casualidad y en conjunto esconden pequeños secretos y significados que vale la pena conocer
Si pasamos al techo, a las vueltas que lo conforman se puede contemplar una escena donde se representa a Dios y al Espíritu Santo, así como también ángeles en diferentes situaciones. De hecho, los ángeles son uno de los elementos decorativos más presentes en toda la capilla. Otro aspecto imprescindible de saber es que las paredes laterales están formadas por unos cuadros, el conjunto de los cuales conforman estaciones del Vía Crucis. "Se hizo por la orden de los Caputxins que había a Mataró y, además, si nos fijamos, la túnica que lleva el Cristo es de color marrón", comentan desde el Museo Archivo de Santa Maria explicando que "todos los cuadros representan un Vía Crucis hasta la crucifixió junto con la Virgen María de Dolors". Por otro lado, al retablo del presbiterio hay la Corona Dolorosa, junto con la imagen de la Virgen María.
Como curiosidad, al Conjunto de Dolors hay algunos elementos intercambiables. El cuadro de Viladomat que forma el frontal del altar de Dolors lo es y detrás ha escondida una colección de frontales diferentes que se pueden ir cambiante según la época del año y las celebraciones litúrgicas.
Las futuras repintar
Durante la Guerra Civil, la Capilla de Dolors no se malogró tanto como otras reliquias de la época. Un grupo de anónimos descolgaron, transportar y resguardar las teles de Dolors y, además, como se trataba de un recinto aislado del resto de la basílica, las autoridades pudieron precintar su acceso. Un golpe acabada la guerra se contrató a Josep Puig y Cadafalch porque haz una restauración que se data entre los años 1945 y 1950. Fue durante los años 60 cuando tuvo lugar la gran restauración hasta el actual. Un pintor barcelonés aplicó una serie de barnices para fijar la pintura pero lo hizo sin sacar antes toda la suciedad que había encima. Esto hizo que durante muchos años la pintura no luciera cómo hacía falta. "Estos barnices son buenos sobretodo si sacas la suciedad que hay sobre la pintura, pero no se hizo, y esto supuso que durante muchos años la pintura quedara negra y todo se viera muy oscuro", lamentan. Precisamente esto es el que se ha hecho durante esta última restauración empezada en julio del año pasado y que ha durado un año. Hay zonas que se han hecho muy bien, como el techo que ha ganado mucho y ha quedado más vive, y hay otros que no se han podido salvar tanto", explican desde el Museo Archivo. Todo ello se ha hecho con una cura especial, por el hecho de tratarse de una obra realizada al temple de pegamento sobre tiza, y con el objetivo de recuperar la calidad pictórica y original de unas pinturas con 300 años de historia.