A mediados de los años noventa el equipo dominante en Mataró era el Cerdanyola. Ubicado en Tercera División, el club del barrio más grande de la ciudad fue el primero al tener césped artificial. La renovación dejó de manera anexa un campo más pequeño, denominado Enric Pujol. Los equipos amarillos se intercambiaban los entrenamientos. Siempre tocaba entrenar uno o dos días a la semana al campet de arena. Un sacrificio que dejaba regusto de privilegio los días que tocaba estar al campo grande (y de césped). Los más menuts (benjamines, alevines) jugaban en este campet, por dónde han pasado centenares de jugadores. Ahora, este espacio que un día tuvo un uso diario pasará a la historia.
Los presupuestos de 2018 tienen una partida de 550.000 euros para crear una pista polideportiva cubierta a la zona deportiva de Cerdanyola, completando así este espacio donde hay la pista de petanca y el municipal del Camino del Medio, donde juegan equipos como el AEiLL Cerdanyola, Mataronesa o el rugby.
El proyecto todavía no está redactado, pero la idea es hacer una pista formigonada y cubierta sin paredes, donde se podrían hacer actas bajo cubierto tipo la pista que hay a la Eusebi Millán. Es una demanda de los vecinos del barrio, que en su momento reivindicaron el hecho de tener un pabellón bajo cubierto para practicar deporte como en otros lugares de la ciudad. El ayuntamiento, ya el año pasado, descartó esta infraestructura al entender que había otras prioridades en el barrio, pero apuntaron que estudiarían habilitar una pista como la de Millan y como finalmente se ha hecho.
Así pues, bajo el hormigón de este nuevo espacio quedará el recuerdo de jugadores de todas las edades, goles y sobre todo rascaduras a las rodillas que durante mucho tiempo se vivieron en un espacio reservado, sobre todo, por la formación de los más menuts durante más de dos décadas.