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V. B.

La Nave Minguell cierra puertas por carencia d’ocupación

El edificio, promovido por PUMSA y gestionado por la Fundación TecnoCampus, costó 3 millones de euros, sólo había una empresa y era muy deficitario

La Nave Minguell cierra puertas como sede de empresas del sector audiovisual, porque no tiene suficiente ocupación y resulta muy deficitaria. El edificio, promovido por PUMSA y gestionado por la Fundación TecnoCampus, se inauguró el verano de 2010, costó tres millones de euros y tenía que ser un clúster de emprendedores y artistas del mundo del audiovisual. El proyecto, pero, ni mucho menos ha conseguido este propósito. El número de empresas que lo ocupan siempre ha sido muy menor al previsto y esto hace insostenible el mantenimiento de las instalaciones. Por eso, el Ayuntamiento ha decidido enviar la única empresa que quedaba hacia la sede central del TecnoCampus, y ha pedido a las asociación Santo Rebrote por el Arte y a Martes del Limonero, que contaban con espacios propios a la nave, que abandonen las instalaciones a finales de este más.

La Nave es propiedad de PUMSA, y TecnoCampus paga un alquiler anual, el mantenimiento y los gastos de los emprendedores y entidades que son inquilinos. Una serie de gastos que son insostenibles en un momento como el actual. Fuentes municipales han explicado que en el edificio tan sólo quedaba un proyecto emprendedor, la firma Casting for Jobs, y que no había ninguna solicitud de ninguna otra empresa para acceder. Ante esta situación, TecnoCampus ha decidido dejar el inmueble de cara a evitar gastos. El edificio se tendrá que destinar a otros usos. El Ayuntamiento está negociando con un organismo público supramunicipal presente en Mataró que estaría interesado al trasladar sus oficinas a las dos primeras plantas de la nave. PUMSA está buscando mecanismos para sacar rendimiento económico en el resto de espacios que quedarían libres.

Las mismas fuentes municipales aseguran que en la ciudad se sigue apostando por el fomento de la emprendeduría ligada al mundo audiovisual a través de TecnoCampus, pero que hacerlo a la Nave Minguell en las circunstancias económicas actuales resulta inviable. El proyecto, en todo caso, nunca acabó de arrancar. Cuando abrió puertas, tan sólo contaba con tres empresas con contrato firmado. La esperanza del gobierno municipal era que con el paso del tiempo el proyecto se consolidara, pero no ha sido así. La que era entonces presidenta del TecnoCampus, Alícia Romero, definió la Nave Minguell en el día de su inauguración como la punta de lanza de la transformación de Mataró y del Maresme hacia una economía "basada en el conocimiento, más competitiva y menos vulnerable a las crisis".

El edificio de la calle Pasqual Madoz, una antigua fábrica textil catalogada, se presentaba como un espacio abierto a creadores y empresas "intensivas en creatividad" que tenía que acontecer un "clúster audiovisual". La nave cuenta con un medialab equipado con tecnología punta, como por ejemplo un ciclorama circular de 360º, y con espacios polivalentes para empresas con módulos de entre 16 y 53m2. A la tercera planta, además de los locales para Santo Rebrote y Martes del Limonero, se ubicaba una zona de coworking para alquileres temporales. Una serie de espacios que ahora han perdido todo su sentido y que se tendrán que redefinir de arriba abajo.

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