"La única opción es resistir, este espacio hace falta y mujer estructuras reales a los problemas de la ciudad". Las palabras de Bruna Roca, portavoz de Teixidora, son el resumen del ánimo con el que el colectivo de personas que han entrado a vivir y hacer vida enl 'antigua escuela Menéndez y Pelayo de Mataró viven las primeras horas de apertura del espacio. Han reiterado en rueda de prensa que quieren negociar con el Ayuntamiento y ya han empezado las actividades sociales, educativas y culturales. Más de una veintena de personas están de forma continua y aseguran que "es la hora de llenar este espacio de vida y no de polvo".
La Teixidora ha presentado su proyecto en rueda de prensa. El Sindicato de la Vivienda ha entrado al antiguo centro educativo, que se plantea como espacio "abierto a todo el mundo" y no como sede de ninguna entidad. "Aquí tejemos estructuras para dar soluciones reales a los problemas de la ciudad, en uno de los barrios más castigados donde la clase trabajadora ha sido abandonada, barrios malvendidos al gran capital que manda por encima de alcaldes y presidentes", aseguran. Y de hecho a la pizarra de actividades tienen agendat desde la celebración del primer año de vida del Sindicato a clases de lengua, limpieza de espacios u otras actividades cómo un huerto urbano. El recibimiento del vecindario y las asociaciones del barrio, explican, ha sido buena, sin ningún tipo de incidencia ni problema.
La Teixidora desarrolla su actividad solo en los espacios que consideran seguros del antiguo centro educativo. Aseguran que cuentan con el aval de arquitectos que lo han visitado y que el inmueble no presenta los peligros que argumenta el Ayuntamiento para su escombro. Los planes del consistorio pasan para derrocar el Menéndez y Pelayo y convertirlo en un aparcamiento.
Un Can Sanpere a la mataronina
La Teixidora quiere ser un proyecto cómo el de Can Sanpere a Premió, pero llevado a Mataró. "Can Sanpere es un referente de la autogestión y la lucha desde espacios amenazados, un espacio imprescindible al Maresme y aquí llevaremos a cabo estructuras para responder a las necesidades y salir adelante proyectos que ya hacíamos. Los grandes tenedores nos quieren aplastar pero no haremos pasas atrás", asegura Roca.
Aula preparada para dar clases a La Teixidora. Foto: R.Gallofré
Hace una semana que entraron y empezar a usar el espacio. "La liberación" de la antigua escuela, cómo lo denominan, se hizo público en el decurso de la manifestación del primero de mayo. Desde entonces hay actividades que se publicitan en redes, comidas y vida en común. El antiguo laboratorio hace de cocina y una de las aulas de dormitorio. Se limpian espacios y rincones y se han habilitado aulas para las clases de refuerzo escolar y clases de catalán y árabe, además de un espacio para el banco de alimentos popular.
Desde La Teixidora explican que "el espacio tiene las puertas abiertas de par en par para todo el mundo, por entidades, grupos y colectivos. Aquí nos organizamos más allá de ricos e instituciones, estamos juntas". La escuela de idiomas, una escoleta de refuerzo popular, el banco de alimentos, el armario solidario que acabar con el derroche de ropa o aulas de expresión artística o un gimnasio popular son algunos de los usos que quieren darle a la antigua escuela.
La cocina de la Teixidora. Foto: R.Gallofré
Piden "negociar en positivo"
A pesar de que el Ayuntamiento ya ha anunciado que no quiere negociar con este espacio autogestionado, las impulsoras de La Teixidora han pedido a la rueda de prensa que " haya una negociación en positivo con el Ayuntamiento. Toca buscar el formato que mejor responda a las necesidades, sea una cesión de uso o un contrato de masoveria", aseguran. El que quieren es salir adelante el proyecto: "hay mucho trabajo a hacer, los barrios están precaritzats y hay mucha necesidad de espacios y estructuras cómo esta", argumentan.