Personas discretas, sombras silenciosas, con pocas ganas de hablar, las vidas de las cuales no están recogidas en los archivos oficiales. Figuras para quienes la historia podría pasar de largo y que hay que recuperar para rendirlos uno merecido homenaje. Son se los pasadores que entre 1939 y 1944 ayudaron a cruzar los Pirineos cerca de 80.000 personas, de una y otra banda de la frontera. La historiadora mataronina Assumpta Montellà se ha propuesto rescatarlos del olvido con el libro 'Los contrabandistas de la libertad", que presentó ayer jueves a la librería Robafaves. "El libro es un homenaje a un colectivo que salvó muchas vidas, y que nunca obtendrán el reconocimiento que se merecen si no se recoge su testigo a través de la memoria oral", apuntó Montellà.
Este es el tercer libro que publica la autora mataronina, después del gran éxito de 'La maternintat de Elna' y 'El séptimo camión'. Cómo en los dos títulos anteriores, Montellà se centra en la época de la Guerra Civil y el exilio, y vuelve a situar la acción en territorio fronterizo. "Era todo un reto hacer un tercer libro, y tuve claro que había que repetir la fórmula de reseguir la memoria histórica como herramienta de investigación", destacó la historiadora. Para conseguirlo, recorrió los Pirineos desde Portbou hasta la Valle de Aran en busca de testigos directos. "Los pasadores son gente con pocas ganas de hablar del pasado, y como contrabandistas son desconfiados de tipo", explicó la historiadora. Fue difícil, pero finalmente consiguió conversar con muchos de ellos, hasta recoger historias realmente esfereïdores, algunas de las cuales leyó durante la emotiva presentación. "Los pasadores eran gente que vivían al límite, que tenían un desprecio increíble a su propia vida y que estaban siempre pendientes de un punto de suerte", recordó.
A "Los contrabandistas de la libertad", Montellà explica como los pasadores, contrabandistas del Pirineu que venían de perder la Guerra Civil y que pasaban productos de manera clandestina como método supervivencia, jugaron un papel clave porque muchos refugiados de guerra pudieran cruzar la frontera. Principalmente, desde el bando francés al catalán, durante la Segunda Guerra Mundial. El gobierno británico fue a buscar expresamente estos pasadores porque ayudaran a llegar a Cataluña colectivos como por ejemplo los judíos que huían de la barbarie nazi, aviadores que habían caído en territorio enemigo y que los ejércitos aleados querían recuperar a toda costa, o franceses que combatían con la resistencia junto a De Gaulle. Eran los únicos que conocían el territorio, el clima, el peligro de las montañas y los turnos de vigilancia del ejército nazi y de la guardia civil "Algunos de estos pasadores hacían el trabajo por dinero, pero no los compensaba puesto que se jugaban la vida", destacó la historiadora local.
Cómo en sus anteriores libros, Montellà procura explicar toda una etapa histórica con un lenguaje planer y con un objetivo divulgativo. "Creo que los historiadores tenemos tendencia a usar un lenguaje demasiado académico, y es necesario que la historia llegue a la gente de la calle", aseguró