Cuando hace cien cincuenta años la comarca del Bages estaba prácticamente entapissada de viñas, los labradores van excel·lir en la construcción de elementos que los ayudaban a trabajar más cómodamente y evitaban que la cosecha se malograra. Son las barracas de viña y las tinas de vino, antiguamente situadas en medio de las viñas y actualmente muchas de ellas tragadas por los bosques. Es el caso del valle del Panadero, donde un sencillo recorrido circular permite descubrir construcciones espectaculares.
El itinerario transcurre mayoritariamente por corriols y caminos dentro del bosque y permite hacer volar la imaginación para trasladarse hasta una época donde el paisaje y la vida eran radicalmente diferentes. Los márgenes, los depósitos de viña y el entorno natural son el resto de elementos definidores de esta ruta.
El itinerario empieza desde el aparcamiento existente a la carretera BV-1124, km 4,2. Si vamos por la autopista C-16, tomaremos la salida del puente, creeremos el pueblo y seguiremos hacia Rocafort, en dirección a Oristrell donde encontraremos el aparcamiento. Seguiremos las marcas verdes y blancas de la SL-C 52, un camino de cemento que atraviesa el torrente e inicia una subida constante pero muy suave. Media hora después de haber empezado la caminata, el sender se bifurca y hay que tomar el desvío descendente a la derecha, que enseguida conduce a las Tinas del Acelga. Este conjunto escondido dentro del bosque está formado por dos tinas con sendas barracas en su base. A la parte superior del recinto se puede ver la piedra que tiempo atrás hacía de base a la prensa utilizada para obtener el mosto y llenar las tinas.
El camino continúa descendente y, bien cerca de las Tinas del Acelga, ofrece la posibilidad de ver una barraca de viña al pie mismo del sender. Más adelante, se cruza el torrente, se inicia la subida y, enseguida, s´abre una desviación a la izquierda que conduce a las próximas Tinas del Toscas, conjunto que se encara majestuoso hacia la cama del torrente. destacan las dimensiones de las barracas de la base, donde se pueden identificar claramente las llamadas boixes, los picos que facilitaban el vaciado de la tina por su parte inferior.
Hay que continuar la excursión rehaciendo las pasas hasta el camino principal, que se hace más estrechado a medida que lo sender s´adentra a la obaga de la sierra de Puig Gil. El bosque es frondoso, pero a ratos ofrece vistas insospechadas de la vertiente contraria, donde se descubren varias barracas de viña escondidas lejos de la pista. En este lugar también se puede ver un depósito de viña o xupet, que los labradores utilizaban básicamente para elaborar el caldo bordelès, una mezcla de sulfato de cocer y cal diluidos en agua que prevenía las enfermedades de los cepos.
Cuando el corriol cambia la tendencia ascendente por la descendente, es señal que nos acercamos al último y más espectacular conjunto de tinas. Situadas casi a la misma cama del torrente del Panadero se levantan las Tinas de l´Escudelleta. En total, se pueden ver doce tinas agrupar de tres en tres o de cuatro en cuatro en un recinto común que debía de experimentar una actividad frenética en tiempo de vendimia. Esta enorme concentración justificaba que una construcción adosada a uno de los grupos de tinas incluyera una prensa fija, de la que todavía quedan los restos de la piedra de la base.
A la otra banda del río, el sender se vuelve a encontrar con la pista del comienzo, que hay que seguir a la izquierda hasta volver a encontrar el aparcamiento. Por el camino, en un paisaje mucho más abierto, se pueden ver varias barracas de viña, además d´obtener algunas de las mejores panorámicas de las Tinas de la Escudelleta y del Toscas.