Los alojamientos de la costa del área metropolitana de Barcelona están a punto de dar el pistoletazo de salida a una insólita Semana Santa marcada por la falta de turistas extranjeros, algo que afecta especialmente los establecimientos del Maresme. Las limitaciones de movilidad internacional para hacer frente al Coronavirus, sumadas a las restricciones entre comunidades autónomas, hacen que numerosos hoteles y campings opten para mantener los negocios cerrados estos días. "Dependemos mucho del turismo extranjero y si no nos llega estamos perdidos", apuntan los hoteleros del Maresme.
Buena parte de los establecimientos del Alto Maresme seguirán sin abrir Semana Santa. Los hoteleros han programado la apertura de los establecimientos para finales de mayo o principios de junio y hay inclús que no levantarán la persiana hasta julio, según detalla el presidente del Gremio de Hostelería del Maresme, Jordi Noguera.
Ya en un año normal el peso del turismo nacional es muy pequeño y apenas llega al 15%. En este sentido, el sector está haciendo campañas para captar nuevos perfiles de clientes que encara no se ha traducido en una respuesta clara del mercado. "Dependemos mucho de este turismo extranjero", insiste Noguera.
También está pendiente de la apertura de fronteras y de la movilidad entre comunidad el sector de los campings. "Las reservas se centran en la gente de aquí, de extranjeros no hay, no hay posibilidad de recibir estos días", explica Francesc José Caballé, presidente de la Asociación de Campings de Barcelona. Es por eso que, como en el caso de los hoteleros del Maresme, no todos los negocios están dispuestos a abrir. "Algunos de los campings con un tanto por ciento alto de extranjeros están pensando en no abrir por Semana Santa, porque tendrían tres o cuatro días con un cierto movimiento, pero un golpe pasada estarían de nuevo a cero", explica Caballé.