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Cugat Comas

Punto y seguidp para una pescadería histórica de Mataró

La familia Illas Masachs se jubila y traspasa el negocio de la pescadería después de 56 años a la calle de la Coma con Portal de Valldeix

 

Cada vez quedan menos pescaderías de toda la vida. Debe ser cosa del paso del tiempo y de cómo todo evoluciona en este mundo. El hecho es, sin embargo, que cuando el viernes bajaron la persiana por última vez, los Illas Masachs pusieron fin a una impresionante trayectoria: 56 años de pescadería en el Portal de Valldeix de Mataró. Una de las pescaderías más conocidas y con una clientela más fiel se despide, traspasa el local y se jubilan. Esta es una historia de éxito y, al mismo tiempo, el anuncio de un descanso más que merecido.

Illas Masachs ha sido más que una pescadería, casi una institución en Mataró. Ahora trabajaban allí Ramón y Adriana, los dueños, y Anna, que ha sido dependienta toda la vida. Los tres se jubilan y, de hecho, el negocio queda traspasado a Suli. En la esquina del Portal de Valldeix con la Calle de la Coma se seguirá vendiendo pescado, pero ya no será la familia que lo ha hecho durante más de medio siglo. Hace 56 años que se hicieron con este local, que antiguamente era una alpargatería, y abrieron su negocio.

En Suli y en Ramon, a la Pescadería Illas Masachs

Nunca ningún letrero indicó el nombre, ni falta que hacía. Al principio había un explícito "pescadería y huevería". Como en todos los negocios de toda la vida, diferentes generaciones de mataronenses han confiado en ellos para comprar pescado durante todos estos años. Las últimas semanas, en muchos casos, las compras han venido acompañadas de agradecimientos, felicitaciones por la jubilación e incluso pequeños obsequios. Los Illas Masachs han sido muy queridos. Y con razón.

Ramón Illas explica que "ya nos tocaba retirarnos, este es un trabajo muy esclavo y nos lo hemos ganado". Su jornada laboral, de más de 12 horas al día, comenzaba a las cuatro de la madrugada en Mercabarna. “El pescado me apasiona, pero estar tan atado a él no. Por eso queremos jubilarnos y hemos buscado un traspaso que ha salido bien”, comenta.

Ramon Illas señala su abuela, comprando pez al 'rollo' de Mataró


Cinco generaciones de pescadores
 

Los Illas Masachs son ya cinco generaciones de pescadores y pescaderos, una de las sagas más antiguas del sector en nuestra tierra. De hecho, su hijo Pau mantiene en Arenys una de las ramas especializadas con la empresa Ara, especializada en fumets y carpaccios de gamba. Ramón recuerda cómo antes de establecerse en "su" esquina, la familia tenía parada en la pescadería, en la Plaza de la Peixateria de Mataró. Cuando abrieron la tienda, hasta los 75 años fue su madre, ‘la Carmen de los huevos’, el alma del negocio. El año pasado fallecieron tanto Carmen como Quico, el hermano de Ramón. “Ahora el veterano soy yo, y lo que toca es jubilarse”, explica riendo.

La rutina diaria de Ramón, como pescadero, empezaba a primera hora en Mercabarna. A las siete ya estaba en la tienda, preparando el mostrador: “pongo las cestas, el hielo, el pescado, y los precios, que cada día cambian”, explica detalladamente. Por la tarde es el momento de reponer el género con pescado de Arenys de Mar, que tenía que ir a buscar a la subasta. “Antes teníamos que hacer dos viajes y todo”, comenta, recordando cómo ha cambiado la logística con el tiempo, por razones de precio y hábitos. Por la tarde, en la pescadería, solo había las cubetas con pescado de Arenys. Reconoce que la parte que más le gusta es la subasta o ir a Mercabarna. “Es algo que engancha, hacer tratos, conocer gente... sabemos calcular”, comenta, refiriéndose a la forma en que se negocia y se trabaja en este sector. Lamenta algo, eso sí: “cada vez hay menos pescaderos de aquí y cuesta encontrar relevo o personas para aprender: no hay escuelas ni contratos de aprendizaje de pescado, y creo que harían falta”.

La subasta en Arenys, donde se abastece de pescado, también ha evolucionado. “Ahora todo es electrónico, pero recuerdo antes, a gritos, con peleas y discusiones. Era una subasta más romántica”, dice con cierta nostalgia. A pesar de los cambios, todavía disfruta de ese ambiente. Y, como no podía faltar en su rutina, el desayuno era un momento sagrado.

Pescadería Illas Masachs

Y ahora qué?

Ramón dejará de levantarse temprano, pero no se alejará del todo del mundo del pescado, porque piensa seguir ayudando a su hijo Pau, quien lleva las riendas de la rama del negocio que se especializa en preparados de alta calidad. “Este es un trabajo más agradecido y menos esclavo, que puede ir a más”. Ellos fueron los primeros en hacer fumet industrial congelado de alta calidad. “De inmediato vinieron a comprárnoslo, y es un producto muy apreciado”, explican. Otra especialidad que elaboran en su almacén de Arenys de Mar, y que está para chuparse los dedos, es el carpaccio de gambas. “Tomamos la idea de Santi Santamaria, con quien coincidíamos comprando y vimos que se quedaba con gambas pequeñas. Empezamos a hacer carpaccio, lo movimos, y mira, ahora hacemos 1.000 carpaccios a la semana”, dice Ramón con satisfacción.

Una satisfacción que también han sentido los Illas Masachs al despedirse de su clientela. “Terminamos contentos porque notas que la gente te quiere y podemos retirarnos con la tranquilidad de haber trabajado mucho y bien”, comenta. Le preguntamos por un consejo para Suli o un secreto para haber sido una pescadería tan exitosa, y su respuesta puede parecer simple, pero a la vez bastante elocuente: “Creo que nuestra clientela ha apreciado que no hayamos cambiado ni les hayamos engañado al venderles el pescado. Nosotros nunca hemos dado gato por liebre y siempre hemos trabajado tal como lo aprendimos”, concluye. Esta es, en esencia, la descripción de lo que es y cómo funciona un negocio familiar.