Cuando hace pocos días relatábamos la jubilación de la familia Illas-Masachs, ya comentábamos que la pescadería icónica del Centro de Mataró, situada en la esquina de la calle La Coma con el Portal de Valldeix, seguiría abierta. Suli, que ya llevaba semanas trabajando allí, es quien dio el paso adelante y ha asumido con mucha ilusión, según nos relata, el reto de mantener el negocio en pie. Días después del cambio, hemos hablado con él para ver cómo la vida pasa, pero el buen pescado del día mantiene la cita con los clientes en el mismo lugar que en el último medio siglo.
Desde hace pocos días, Suli, el responsable de la Pescadería La Coma en Mataró, ha visto cómo su sueño se materializaba con la apertura de su propio negocio. "Cuando abrí las puertas por primera vez, me recorrió una ola de emoción; ver mi sueño tomar forma me hizo sentir orgulloso", explica emocionado. Este sentimiento de satisfacción es el resultado de un proyecto que combina su pasión por el mar y el amor por la comunidad.
A pesar de la emoción inicial, Suli reconoce que los primeros días han sido abrumadores. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha ido sintiendo más cómodo en su nuevo rol de pescadero. "A medida que los días pasan, me siento cada vez más cómodo", comenta. Esta sensación de familiaridad le permite establecer una relación especial con sus clientes, ofreciéndoles no solo pescado fresco, sino también consejos de cocina e historias sobre la procedencia del producto. "Cuando veo que alguien vuelve con una sonrisa después de probar algo que recomendé, no hay palabras para describir la satisfacción que siento", afirma.
Pasión por el pez
Para Suli, su pescadería no es solo un negocio, sino una verdadera pasión. "Cada mañana es una nueva oportunidad, y no puedo evitar sentirme emocionado cuando abro las puertas", dice con entusiasmo. Para él, cada pescado tiene una historia única que quiere compartir con sus clientes. "El mar, con todas sus maravillas, nos ofrece un producto excepcional, y cada pescado que llega a mis manos tiene una historia única", reflexiona.
La Pescadería La Coma no es solo un espacio de comercio, sino también un lugar de encuentro para la comunidad. "Cada visita es una oportunidad para crear vínculos y transmitir el amor por lo que hago", comenta con orgullo. Así, la pescadería se convierte en un punto de referencia donde las conversaciones fluyen, y donde se construyen relaciones basadas en la confianza y el respeto por el producto.
"Siento que este es mi legado, y cada día me siento afortunado de poder mantenerlo vivo", concluye Suli, quien ve su pescadería como una extensión de sí mismo, un proyecto que refleja su dedicación al mar y a la comunidad de Mataró.
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