La familia de una de las acusadas de la muerte de Helena Jubany, bibliotecaria de Mataró que encontraron sin vida a un solar de Sabadell ahora hace quince años, ha pedido que se reabre el caso. Se trata de la familia de Montse Careta, que se suicidó en la prisión después de haber asegurado siempre que ella no había tenido nada que ver con la muerte de Jubany. Ahora su madre, Imma, ha pedido que se reabre por irregularidades en la investigación puesto que de aquí cinco años, si se determina que fue un homicidio, o de aquí 15 si se considera asesinato, el caso prescribe.
Montser Careta vivía en el edificio donde también residía Jubany, y coincidieron a la Unión Excursionista de Sabadell. La Policía Nacional la detuvo dos meses después de la muerte como imputada junto con dos personas más. Cinco meses después de cerrarla a Wad-Raído, y reiterar que era inocente, se sacó la vida.
En casa de Careta se encontró una caja de pastillas como las que tomó la víctima y una caja de cerillas con la que supuestamente habrían quemado a la bibliotecaria. Careta siempre defendió que alguien había maquinado en contra suyo para inculparla, y esto se le añade el hecho que se ha denunciado, desde la familia de los acusados y desde el de la víctima, que la investigación tuvo muchas deficiencias y no se llegó a pruebas concluyentes.
La familia de Jubany quiere aclarar el caso
Joan Jubany, hermano de Helena, explica que hace diez años que convocan el premio Helena Jubany "para recordarla" y "siempre hemos lamentado que jueces y policías desistitssin de querer aclir el crimen". "Si quieren volver a abrir el caso tienen trabajo para hacer, es algo que siempre hemos pedido desde que se archivó el caso", añade Jubany. En este sentido, el hermano de la víctima recuerda que "cuando se imputaron unas personas en el juicio pedimos mnés pruebas, pero el juez las denegó y sabemos que había más personas implicadas; hay hilos para estirar y si hay voluntad es cla rque pueden encontrar más del que se sabe hasta ahora".
Una muerte macabra
Helena Jubany era periodista y trabajaba de bibliotecaria en Sentmenat. El 17 de septiembre de 2001 se encontró a la puerta de casa un anónimo con horchata y una pasta. Tres semanas más tarde recibió otro con un zumo de naranja y un potente somnífero que se bebió. Días más tarde la familia perdió contacto con ella y a principios de diciembre apareció muerta en el patio de un edificio de Sabadell desnudada, con quemaduras y restos de droga al organismo.