El pasado 31 de enero tuvo lugar al fomento del trabajo un encuentro para debatir sobre el futuro de las tecnologías de la información y las comunicaciones. Siento gran satisfacción por haber asistido y orgullo por la magistral organización del presidente de Aseitec, Pedro Gómez. Todos recordamos con estimación su paso por la dirección de la Escuela Universitaria Politècnica de Mataró. Su empujón de aquellos años todavía se mantiene con la misma fuerza y éxito.
Pocas intervenciones por ponente atendida la limitación de tiempo y el elevado número de ponentes, pero un buen puñado de apuntes interesantes de remarcar.
En Carles Martín Badell comentó la sensación que "hay más personas dedicadas al apoyo de la emprendeduría que emprendedores propiamente dichos". Esto unido a la "carencia de experiencia dentro del mundo empresarial de la mayoría de los que apoyan a los emprendedores" y la necesidad de hablar con propiedad: "uno puede ser emprendedor dentro de su trabajo. El que nos hace falta son empresarios que monten empresas y creen puestos de trabajo". Totalmente de acuerdo. Antes estaba de moda la palabra ejecutivo, ahora emprendedor, pero más allá de las etiquetas que estén de moda, el verdadero objetivo tendría que ser la creación de lugares de trabajo. Yo añadiría la sensación que hay un cierto colectivo de emprendedores que su modus vivendi se basa en charlas sobre el que es la emprendeduría, más que no en la actividad de su propia empresa.
Desacuerdo con las demagógicas conclusiones extraídas por en Pere Mier en base a su encuesta hecha a mano levantada sobre un colectivo de empresarios. Según él, la sociedad pide que el dinero de investigación vayan a parar mayoritariamente a la empresa privada. Just el extremo opuesto del que sucede ahora, que se usan para financiar principalmente centros públicos. De entrada, la inmensa mayoría de la producción científica se lleva a cabo en las universidades y hospitales, así que resulta coherente que estos sean quienes acaparen la parte más grande de las ayudas públicas. Por otro lado, hay que remarcar que seguramente con una encuesta más seria la sociedad estaría a favor de invertir el dinero de todos allá donde la iniciativa privada no entra por carencia de atractivo económico. Buenos ejemplos son las enfermedades minoritarias o como bien dice algún premio Nobel de medicina soluciones para curar enfermedades de forma definitiva a pesar de que cronificar-las y depender de un medicamento de por vida sea más rentable.
Acuerdo también con la matización de Anna Maiques sobre la preocupación que la mayoría de jóvenes tengan la sensación de no poder controlar el destino de su futuro. Sin duda esto es más preocupando que el hecho que dos de cada tres jóvenes quieran ser funcionarios. Quizás esta situación sería diferente si no estuviéramos inmersos en una cultura donde a menudo se tolera demasiado la corrupción y la especulación. Algunos entornos de trabajo pueden llegar a ser realmente complicados para aquellos que no se quieran dejar arrastrar por la corriente y busquen un entorno más regulado. En un país donde las estadísticas muestran que la meritocràcia se relativitza y la mayoría de la gente encuentra trabajo gracias a sus contactos (familiares y amigos) es normal que muchas personas vean las oposiciones como la principal posibilidad para acceder a un trabajo.
Y finalmente, apoyo al resumen de la jornada hecho por el director general del Tecnocampus Jaume Teodoro basado en las cuatro E: Educación, Esfuerzo, Emprendeduría y también muy Ética.
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