Hoy es 26 y mañana es 27. Las Santas pueden ser pandèmiques, adaptadas, absortes, tristes y condicionadas. Con todos los asteriscos del mundo habidos y por haber. Pero el paso del tiempo es ineluctable y del mismo modo que hoy es Santa Anna y Santo Joaquim, mañana es Santa Juliana y Santa Semproniana. Fiesta gorda a Mataró y a Santa Maria, con razón en la vigilia las campanas cercan y resuenan más que en ningún otra día.
Es la Barram,, literalmente 'por encima de todo el resto', y la repicada. Media hora simple. Incluso rupestre. Pero en tiempo cómo estos se revaloriza: el único acto que no cambia nunca, ni ahora. Impertèrrita, la Barram.
Concierto 'improvisado' al balcó
Ya pasó el año pasado y este golpe otro golpe. La Barram, tiene un preludio en forma de concierto, que este año tampoco estaba programado. Por lo tanto los músicos han ido al balcó de can el Spa, a la Plaza, y desde allá han tocado las canciones propias de Las Santas. Ha servido de calentamiento y evocación. En su punto de las dos, cómo siempre y corresponde, la Vallamos.
Las 27 batalladas, en series de nuevo batalladas por campana gorda de pequeña a grande (la Carme, la Montserrat y la Miquela) responden al tritlleig de las dos pequeñas (la Juliana y la Semproniana). Después media hora de repicada donde se suman las campanas de las horas, la Madrona y la Candelera.
La Barram, tiene la gracia de la simplicidad. Es cómo un carquinyoli: seco, pero dulce: que resulta. También de la perseverància: media hora de obstinada repicada y 35 morterets que resuenan todavía más, para hacer más evidente y avinent el convite al día siguiente. Debajo, a pesar de que los árboles de Santa Maria parece que quieran convertir el campanario en un secreto oculto, decenas y decenas de personas. Fieles a la cita, pendientes del calendario. Sabedores que hoy es 26, mañana 27 y la Barram, no los fallará. En tiempo así, mucha certeza comparada con todo el resto.
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