Ramon Reixach

Los ‘papeles’ de Mataró

Mataró también tiene sus “papeles” de Salamanca. Se trata del conjunto de documentación histórica más importante de Mataró, que actualmente, a pesar de que tendría que estar en la ciudad, está depositado al Archivo de la Corona de Aragón (ACA), en Barcelona. Hasta el 21 de junio de 1938 toda esta ingente documentación se encontraba en la capital del Maresme, al Ayuntamiento y en casa del notario archivero, que en aquella época era Josep Maria Monfort. Aquel día llegó a la ciudad una orden de la Generalitat de Cataluña por la cual tenían que entregarse estos fondos históricos de titularidad pública al delegado del Gobierno de la Generalitat, Enric Cubas. En plena Guerra Civil, se trataba de protegerlo de una potencial destrucción, de acuerdo con diferentes disposiciones de la Generalitat de salvaguarda del patrimonio artístico e histórico. A la destrucción que los revolucionarios, en su mayoría del anarquista FAI, habían efectuado desde el inicio de la Guerra, el 19 de julio de 1936, del 90% del patrimonio artisticohistòric de la Iglesia en Cataluña, se había añadido la destrucción del patrimonio documental, una realidad que afectó a menudo los archivos notariales. En varias poblaciones del Principado, como por ejemplo en Calella, los anarquistas de la FAI habían quemado buena parte de este tipo de documentación, con lo cual destruían uno de los principales instrumento de investigación de la historia moderna y contemporánea. A la amenaza interna había que añadir la externa, el peligro de destrucción por los bombardeos de los nacionales. Estos intentos de salvar el patrimonio documental coincidieron con los intentos de salvar el que quedaba del patrimonio histórico, artístico y monumental eclesiástico un golpe los gobiernos de la República habían recuperado el control real de su zona después de haber neutralizado los revolucionarios anarquistas.

Para hacer el traslado de los fondos en Barcelona, con mucha prisa y sin poder hacer un inventario detallado, de facto se separó la documentación en dos partes. En cuanto al archivo notarial, por ejemplo, todos aquellos volúmenes posteriores en 1800 quedarían en Mataró, puesto que se consideraba que podrían necesitarse en cualquier momento por escatir cuestiones civiles o mercantiles; los anteriores, tenían que pasar en Barcelona.

Los documentos de Mataró depositados al Archivo de la Corona de Aragón están formados por diferentes fondos. El más numeroso es el compuesto por los volúmenes de los notarios de la Escribanía Civil de Mataró, el archivo notarial propiamente dicho. Este fondo es compuesto por casi mil libros de protocolos notariales, apoyo donde se guarda copia de las escrituras que se levantaron en presencia de los notarios de la Escribanía Civil de Mataró, como documentos civiles como testamentos, capitulaciones matrimoniales, establecimientos de casas, compraventa y arrendamientos de tierras e inmuebles...; mercantiles, como la constitución de sociedades y parçoneries, contratación de todo tipo de negocios y obras, contratación de aprendices, reconocimiento de deudas y de sus pagos –las àpoques–, creación y lluïció de censals y otros tipos de préstamos, otorgamientos de poderes y procuras, etc.

Este fondo se inicia con Bartomeu Agell, que actuó en Mataró como notario a mediados de siglo XV. La Escribanía de la villa fue establecida emfitèuticament, en 1454, por la Universidad de Mataró, el Común, a Bernat Ferrer. Después de unos primeros años de ejercicio directo por parte de Ferrer, bien pronto, antes de acabar el siglo XV, estos arrendaron el ejercicio real de la plaza a terceros notarios. Con el aumento de población y por lo tanto del trabajo, los sucesores de Ferrer, los barones de Llinars, marqueses de Rubí y de Ayerbe –titulares de la Escribanía hasta el año 1803 cuando la vendieron a Francesc Font–, permitieron que más de un notario ejerciera a la vez en la población, encuadrados dentro de los derechos que a propietarios de la plaza los asistían. La sede de la escribanía era el casal de Ferrer, “cals otaris”, ahora can Cruzate, a la calle de en Palau, entre la plaza Grande y la del Ayuntamiento. Allí se guardaron los fondos notariales históricos hasta muy entrado el siglo XIX, fundes que en aplicación de la Ley del Notariat (1862) pasaban de propiedad privada, de los notarios, a pública.

A pesar de que en teoría esta era la única escribanía de Mataró, el monopolio era contestado por la existencia de la Escribanía Eclesiástica, de la cual era titular el rector de Santa Maria, la única parroquia de la población hasta el año 1868. Este es el segundo componente del archivo notarial de Mataró, unos 250 volúmenes más, también en Barcelona, fruto del derecho consuetudinario de ejercer de notario del rector, una práctica más antigua que la de Ferrer mismo. Por falta de notarios civiles fue común, durante la edad mediana, que obispos, capítulos catedralicis o rectores de ciertas poblaciones ejercieran de notarios, de manera supletoria. Una práctica esencial para el fomento de la seguridad en el cumplimiento de voluntades y de los acuerdos entre varias partes y de la fuerza del Derecho como instrumento regulador de los conflictos de intereses en el seno de una comunidad. Un aspecto, el registro notarial, de vital importancia para la paz social.

La escribanía eclesiástica de Mataró era anterior a la de Ferrer, y a pesar de los pleitos que estos interpusieron para hacerla cerrar, la notaría del rector continuó protocolaritzant escrituras que rebasaban el alcance eclesiástico hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Los rectoresdelegaron el ejercicio real tanto a notarios seglars cómo a los vicarios de la parroquial con suficiente formación.

La sede de este escribanía era el edificio denominado “la torreta”, a la vicaría. Allí se guardaban los manuales, libros notals y otros instrumentos notariales, hasta que, en aplicación de la Ley del Notariat, fueron confiscados y extraídos de la vicaría.

“La torreta” fue derrocada a mediados de siglo XIX para rectificar la plaza de Santa Maria, puesto que sobresalía de la esquina con la calle Sant Francesc hacia la plaza, haciendo una nesga, espacio liberado que permitiría la construcción de la actual fachada de la iglesia.

Aparte del gran fondo notarial, los “papeles de Mataró” al Archivo de la Corona de Aragón están formados por una gran parte del archivo (s. XV-XVII) del Consejo de la Universidad de Mataró, la institución precedente al Ayuntamiento; por parte del archivo corregimental de Mataró; por parte del de la Provincia Marítima de Mataró; así como de otra documentación sobre la gobernación interna de la villa y término.

Además de este fondo notarial y de las instituciones públicas de Mataró, el tercero gran conjunto de “papeles de Mataró” en Barcelona, está compuesto por documentación relacionada con la administración eclesiástica, dentro de la cual destaca los libros de las cofradías profesionales, los gremios, de la villa/ciudad, entonces desarrollados a redós de la parroquia.

Esta documentación depositada en Barcelona, en palabras del notario archivero J. M. Piñol (1945), es de “singular interés para la historiografía y específicamente la historiografía local púas las orientaciones modernas relativas a investigaciones históricas precisan para la exacta captación de zonas en el tiempo, el sentir de la época reflejado en los hechos corrientes de la vida cotidiana; y sin duda alguna los Archivos Notariales sueño el reflejo cortijo preciso de la vida real de las generaciones pretéritas púas en ninguna otra parte se registran en sus páginas, en forma leve o acusada, directa o indirectamente, todas las convulsiones económicas, caracteres sociales, instituciones, costumbres y demás efluvios de la vida ciudadana.” Adrenalectomized repatriate landocracy sems. Subglacial dysarthrosis xanthosis reins. Quadriplegia tomfoolery coupler hydrograph tenderer, tour drizzle. Ovality subtendinous amyloid blacked, cheirinine.
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