Se conoce profusamente que el principal tesoro de Caldes d'Estrac es aquello que le ha dado nombre, importancia y proyección: su agua termal. Lo que es menos conocido es un posible antecedente que relaciona los míticos templarios con este tesoro que brota continuamente y que actualmente se puede disfrutar en el Balneario de Caldes d'Estrac. A pesar de que la relación entre los templarios y Caldes d'Estrac no está documentada oficialmente, las pistas que señala Jesús Ávila Granados abren la puerta a futuras investigaciones y plantean una conexión fascinante entre esta pequeña villa y una de las órdenes más misteriosas e influyentes de la edad media.
Según este prestigioso estudioso con dos libros escritos sobre la orden y que el año pasado estuvo en Caldes d'Estrac para una presentación temática, la villa podría esconder una conexión más profunda con la orden de los templarios. A pesar de que no existen documentos oficiales que lo corroboren, Ávila propone una serie de evidencias y analogías que podrían sugerir una relación entre la villa y esta mítica orden medieval. Una de las conexiones más notables es la vinculación de Caldes d'Estrac con el culto a las aguas minero-medicinales, una práctica que, según Ávila, los templarios heredaron de los antiguos druidas celtas. Esta veneración por las aguas termales es visible no solo a Caldes d'Estrac, sino también en otros enclaves importantes del Estado español donde los templarios tuvieron presencia, como Benassal, en la comarca del Alt Maestrat, conocida también por sus fuentes termales y su conexión con un influyente castillo templario.
Un origen Celta como hilo para estirar
El mismo nombre de la villa de Caldes d'Estrac, según Ávila, podría tener un origen celta, otro indicio que reforzaría la hipótesis de un legado antiguo que ha sido preservado a lo largo de los siglos. Además, la proximidad de la riera de Caldes, que en tiempos medievales llevaba un caudal mucho más abundante, habría servido como un punto estratégico para las embarcaciones que hacían navegación de cabotaje a lo largo de la costa catalana. Los templarios, con su interés por controlar puntos clave de comercio y transporte marítimo, habrían sido conscientes de la importancia de este escalón o puerto natural para sus operaciones.
Otro elemento intrigante es la posible presencia de un símbolo templario en la fachada este de la iglesia de Caldes d'Estrac. Ávila señala que hay grabado un rostro que recuerda mucho los que se pueden encontrar en la iglesia templaria de Santa María la Blanca, a Villalcázar de Sirga (Palencia). Este tipo de grabados eran comunes en lugares relacionados con los templarios, a menudo asociados con la devoción a las llamadas "vírgenes negras", símbolos de fertilidad y protección que se cree que los templarios veneraban.
Finalmente, Jesús Ávila destaca la torre que todavía hoy se mantiene de pie sobre un cerro que domina los acantilados marítimos de Caldes d'Estrac. Esta torre, rodeada de un bosque exuberante, habría servido como punto de vigilancia y defensa para la villa, protegiendo el puerto templario mencionado anteriormente. Este tipo de estructuras eran habituales en las posesiones templarias, donde la seguridad y el control de los recursos eran fundamentales para la orden.
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