Casa Ugalde, la joia que no es pot visitar
Casa Ugalde, la joia que no es pot visitar

La joya de la corona de Caldes de Estrac que no se puede visitar

La Casa Ugalde de Caldes de Estrac pasa para ser uno de los inmuebles residenciales más venerados a nivel arquitectónico de todo Cataluña

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Muchos caldencs y caldenques saben de su existencia pero es probable que desconozcan su importancia y trascendencia. Hablamos de la Casa Ugalde, una joya de la arquitectura de importancia y veneración internacional. Construida el 1951 por el arquitecto José Antonio Coderch de Sentmenat, esta residencia privada ha sido objete de admiración y estudio por su innovadora integración con el entorno natural, el uso magistral de la luz y los espacios, y su valor histórico y cultural. Aunque actualmente la casa no está abierta al público, su valor arquitectónico y el legado que representa la convierten en un tesoro cerrado pero de gran importancia.

José Antonio Coderch fue uno de los arquitectos más prominentes de su generación, conocido por su capacidad de fusionar la tradición local con las tendencias modernistas internacionales. La Casa Ugalde, también conocida cómo Casa Chaparral-Nogués, es un ejemplo paradigmático de esta filosofía. Construida para el ingeniero Manuel Ugalde, la casa refleja un profundo respeto por el entorno y una investigación de la armonía entre la arquitectura y la natura.

La casa está situada en un terreno con fuerte pendiente, con vistas espectaculares al mar Mediterráneo. Coderch aprovechó al máximo esta ubicación, diseñando una estructura que sigue la topografía del terreno y utiliza materiales locales, cómo la piedra y la madera, que se funden con el paisaje circundante. Esto no solo permitió una integración estética, sino también una sostenibilidad estructural, manteniendo la casa fresca en verano y cálida en invierno gracias al uso inteligente de los recursos naturales.

La luz es el tesoro

Uno de los elementos más destacados de la Casa Ugalde es el uso magistral de la luz natural. Coderch diseñó la casa con grandes ventanas orientadas hacia el sur, permitiendo la entrada de luz durante todo el día y ofreciendo vistas panorámicas del mar. Además, incorporó una serie de patio interiores y corredores abiertos que maximizan la luz y la ventilación natural, creando una sensación de espacio abierto y conexión con el exterior. La organización espacial de la casa también es remarcable. Cada habitación tiene una función específica pero se conecta armónicamente con el resto de la casa.

Esto se manifiesta especialmente en el espacio central, donde una gran sala de estar sirve como punto de encuentro y distribución hacia las otras zonas de la casa. Esta distribución no solo facilita la circulación sino que también fomenta la convivencia y el intercambio entre los habitantes.

El estatus cerrado de la casa contribuye, paradójicamente, a su misticismo y atractivo. No es visitable y solo a partir de su web si se es estudiante de arquitectura puedes optar a convenir una visita. Eso sí, de reportajes fotográficos del interior y el exterior hay un harto.

El hecho de ser una residencia privada preserva su esencia original y evita las alteraciones que a menudo sufren los edificios abiertos al turismo masivo. Esto permite que la Casa Ugalde se mantenga tal como la concibió Coderch, una obra de arte intacta (después de la importante restauración, se entiende) que continúa inspirando arquitectas y diseñadores.

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