La Generalitat invertirá 120 millones de euros entre 2022 y 2026 al Maresme con el objetivo de trasladar buena parte de la movilidad de la N-II hacia la autopista C-32, que a partir de este martes quedará libre de peajes después de 52 años. El proyecto contempla la construcción de seis nuevos enlaces con la autopista –a Alella/Masnou , la carretera de Teià , Premià de Mar, Cabrils/Vilassar de Mar, Canet de Mar y Calella - y la finalización de los enlaces de Llavaneres y Pineda de Mar.
Las obras están pendientes de aprobación, a pesar de que el Departamento de Políticas Digitales y Territorio ya tiene previsto empezar a actuar sobre la vía a partir del 1 de septiembre, día en que finalizan las concesiones. Aquel mismo día, a las 0.00 h, se levantarán las barreras de peajes, con una señalización de reducción de velocidad a 30 kilómetros por hora tanto al acceso como la salida. A lo largo de los días siguientes se procederá a la demolición de las cabinas, unas tareas que se alargarán durante seis semanas y que tienen que permitir habilitar el paso libre de los tres carriles de autopista.
Primero el Bajo Maresme
A partir de allá, está previsto que empiece las operaciones de mayor envergadura. Buena parte de las actuaciones se concentrarán en el Bajo Maresme, donde el volumen de vehículos que circulan por la N-II es más elevado, a pesar de que también se contemplan proyectos a la parte septentrional de la comarca.
La actuación más relevante consistiría a construir seis nueces posibles accesos a la C-32, así como completar dos más. Los nuevos enlaces estarían ubicados a Alella/Masnou, en la carretera de Teià, a Premià de Mar, a Cabrils/Vilassar de Mar, a Canet de Mar y a Calella. Según la Generalitat, los enlaces de Premià de Mar y de Cabrils/Vilassar serien el que tendrían un mayor impacto sobre la movilidad y, por lo tanto, los que tendrían más prioridad. Por otro lado, se acelerarían los trabajos para completar los enlaces a Sant Andreu de Llavaneres y Pineda de Mar.
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