El final de los peajes es un hecho pero la gratuidad de la C-32 puede tener los días o más bien dicho los años contados. Antes del 2024 podría volver a ser de pago, con otro sistema, que ahora será todavía más el foco del debate. Las entidades por la gratuidad cómo Preservem el Maresme ya han dicho que se opondrán y se movilizarán contra un regreso del pago.
L'Estat tiene que definir en un plazo máximo de dos años qué modelo de gestión quiere a sus autopistas, tal como exigen desde Brussel·les. La Generalitat defiende la viñeta, un modelo que consiste a pagar una tarifa plana –se situaría entre los 40 y los 110 euros anuales- para poder circular, y que sería más económica por aquellos usuarios más habituales. La Unión Europea, en cambio, apuesta por un modelo de "pago por uso" y con importes más elevados por aquellos vehículos más contaminantes. El gobierno español todavía no ha emitido un posicionamiento claro.
Pros y contras de los dos sistemas
Desde la Generalitat se cree que el modelo de viñeta es compatible con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea, pero su aplicación sigue en 'stand by'. El vicepresidente del Gobierno, Jordi Puigneró, carga contra el gobierno español para no comunicar formalmente su posición. "Sabemos qué queremos por Cataluña, pero no sabemos qué quiere el Estado; pero no tendría sentido apostar ahora por la viñeta si después tenemos que acabar teniendo dos modelo diferentes", destaca.
Hasta ahora, el gobierno español se ha limitado a plantear un sistema "de usuario pagador" bajo el principio de "quien contamina paga". Así lo planteó el mayo pasado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, documento que el ejecutivo de Sánchez remitió a Bruselas. El sistema se podría empezar a aplicar a partir de 2024, puesto que haría falta cierto margen para desarrollar los instrumentos normativos y crear la nueva estructura de peajes.
Los números de lo que hay que abonar
De momento, el mantenimiento de las autopistas que gestiona Territori y que pierden el peaje este 1 de septiembre –la C-32 y la C-33- irá a cargo de los presupuestos de la Generalitat. El mantenimiento de las dos vías será de 6 millones de euros anuales –teniendo en cuenta la carretera y las áreas de servicios-, mientras que las obras para retirar las cabinas de peaje costarán 7,5 millones. Además, habrá que añadir alrededor de 15 millones cada cinco años en mantenimiento extraordinario, como por ejemplo tareas de asfaltatge.
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