El protagonismo hegemónico de la Covid-19 como pandemia y máxima preocupación compartida por todas partes puede ser un paraguas demasiado gordo que tape otros problemas que no aceptan aplazamientos, que son urgentes. Esta es la lógica con la que hay que entender, por ejemplo, todo el combate contra los efectos de la emergencia climática o la calidad ambiental del trozo de mundo donde vivimos. Sólo por la voràgine del día a día, que hegemonitza el virus y todas sus derivadas, se puede entender que cuestiones como la contaminación atmosférica fueran hace unas semanas una noticia hojarasca más. De las que queman rápidamente y bien pronto se olvidan.
Para definir unos parámetros que cuantificaran y dieran dimensión ordinal al problema de la mala calidad del aire que respiramos, a mediados de enero se hacía público un ranking de ciudades europeas en el cual Mataró salía bien malparada. El titular concluyente que se extraía es que cada año mueren en la capital del Maresme 32 personas que no lo harían con menos contaminación. 32 muertos son muchas. Muchísimas. Excesivas. Sólo los ojos acostumbrados a las cifras bestiales de mortalidad de una pandemia pueden relativitzar una cifra así. El estudio y el ranking son los elementos a esgrimir para no aplazar el problema de la contaminación atmosférica.
El estudio que ha estimado por primera vez la carga de mortalidad atribuible a la contaminación del aire en más de 1.000 ciudades europeas lo ha liderado l'Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en colaboración con investigadores del Swiss Tropical and Public Health Institute y la Universidad de Utrecht. El estudio centra su atención en la contaminación causada por el dióxido de nitrógeno (NO2) y por partículas finas (PM2,5), que son materia en suspensión producto de la combustión de vehículos pero también otras fuentes, como la industria o la calefacción doméstica, entre otros. De cara a establecer la mortalidad por contaminación en cada ciudad, el ranking define unas puntuaciones mediante un algoritmo que tiene en cuenta las tasas de mortalidad, el porcentaje de mortalidad prevenible y los años de vida perdidos debido a cada contaminante del aire. El estudio establece las muertes anuales que se podrían evitar si la ciudad cumpliera las recomendaciones de la OMS en cuando a la contaminación del aire por partículas finas. Por lo tanto pasa todas las ciudades por los mismo adreçador y Mataró sale especialmente malparada.
Las razones de ser una de las ciudades más mal paradas
Sasha Khomenko, investigadora de ISGlobal y autora del estudio explica a Renacuajo que "un parámetro como el de muertos evitables es mucho más fácil de entender por todo el mundo que no otros que quizás técnicamente sean más cuidadosos o utilizados. Buscábamos precisamente dar un dato que impactara, que permita visualizar la afectación real de los actuales niveles de contaminación". Los resultados, que situaban Mataró cómo una de las ciudades más mal paradas del Estado no han sorprendido el equipo investigador: "Intuïem que los resultados podían ir en correlaciones por estudios que ya existían como los mapas de exposición pero nos ha sorprendido concentraciones tan altas de contaminación. En este sentido el objetivo del ranking es poder identificar las zonas donde es más importante o urgente de actuar independientemente de si estamos hablando de ciudades o de aglomeraciones urbanas que técnicamente es cómo hemos decidido estudiar aquellas tramas continuadas".
Khomenko pone sobre la mesa una posible explicación de la mala situación mataronina a pesar de que quiere dejar claro que las causas concretas de la situación a nivel de cada ciudad todavía no se han estudiado ni identificado: "Las partículas en suspensión pueden deberse de a industrias, al tránsito, a los sistemas de calefacción de zonas residenciales y también a los condicionantes geográficos u orográficos: hay realidades como Barcelona o Mataró en que la proximidad de las montañas puede afectar la dispersión de estas partículas favoreciendo un estancamiento de la contaminación".
El transporte es la clave de vuelta
El estudio de ISGlobal es una "foto". Analiza la calidad del aire y establece los parámetros comparativos con el recomendable pero no entra en las causas de estos índices ni propone directamente alternativas ni soluciones. Actuar al respeto, pero, parece más que una urgencia. La investigadora Sasha Khomenko explica que "está para ver si se aprovechan todos los datos que recogemos desde las corporaciones y gobiernos locals para hacer cambios, para aplicar políticas necesarias" pero pone en valor "el momento de crisis actual" como propicio por algunos cambios.
Asegura que "El mensaje más claro de por donde actuar es lo del transporte. En un momento como el actual en que vemos como el uso del transporte público baja por el miedo de la pandemia, el mensaje tendría que ser nítido en defensa de la bicicleta dentro de la ciudad. Con la bicicleta vas tú solo, estás seguro. Es el transporte sano, seguro, saludable y sostenible. Se tiene que aprovechar ahora, estos momentos, para hacer incrementar las políticas a favor del uso de la bicicleta. Es bueno por las personas y el medio ambiente y siempre se tiene que recordar".
Y refuerza otro elemento sobrevenido de los últimos tiempos: el teletrabajo. "Con el confinamiento y la limitación del movimiento fue visible y palpable la mejora de la contaminación. El teletrabajo también puede ser un factor a implementar y potenciar como modelo desde un punto de vista de sostenibilidad ambiental".
La receta mataronina defendida por el Ayuntamiento
Desde el Ayuntamiento de Mataró, a pesar de que destacan que la posición al ranking de Mataró es engañosa, el regidor de Sostenibilidad y Transición Ecológica Xesco Gomar recoge el guante que tira el estudio y asegura que "hay que tomar conciencia de la importancia de los efectos de la calidad del aire y los niveles de contaminación sobre la salud y la calidad de vida de las personas. Desde el Gobierno somos muy conscientes de la importancia de reducir emisiones como estrategia para mejorar la calidad del aire y los efectos del cambio climático".
Esta estrategia rae según Gomar en una "apuesta para mejorar el transporte público, la apuesta por la instalación de fotovoltaicas como estrategia de autoconsum y de reducción de emisiones tanto en cubiertas municipales y ofreciendo incentivos impositivos a las Ordenanzas Fiscales a los particulares y privados, la apuesta por el Parque de Economía Circular como proyecto estratégico de ciudad que busca fomentar un nuevo modelo de producción, valorización y consumo que busca la generación de residuo 0, la renovación masiva de luminarias en el alumbrado público, el proyecto de pacificación del Centro a través del PICO restringiendo la circulación del vehículo privado al Centro, el proyecto de lo Anilla Ciclista promoviendo modalidades de movilidad dentro de la ciudad más sostenibles y menos contaminantes y la electrificación de la flota de vehículos municipales".
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