Durante los años más álgidos del proceso independentista a menudo se lo refería cómo "el monotema" porque parecía que no se hablara de nada más. A Mataró este 2022 también hemos tenido un monotema y esta ha sido lo de las ocupaciones. El porcentaje de papel y tinta impresa o de tuits y mensajes o escritos o saliva invertida al hablar del fenómeno de las ocupaciones está mucho por encima de cualquiera otro tema.
Mataró ha sido durando meses una de las ciudades donde había más ocupaciones, más de dos intentos cada 24 horas. Esta tendencia, haciendo caso a los datos oficiales, se ha acabado revirtiendo con el paso de los meses de este año. De hecho, a finales de noviembre y después de una visita del Consejero Elena a Mataró se hacía público que en los últimos tres meses habían caído un 45 % respecto a la primera mitad del año, según datos de los Mossos d'Esquadra.
A pesar de que parece que se vaya a la baja y que los procesos judiciales parece que se aceleren, la ciudad sigue empujando porque se consumen los cambios legales que permitan desalojos rápidos (uno redactado que, de hecho, salió del Colegio de Abogados de Mataró) mientras hace el seguimiento de los casos que generan más percepción de inseguridad. Las antiguas suyos bancarias, los bajos comerciales vacíos o algunas ocupaciones especialmente conflictivas a diferentes puntos de la ciudad siguen haciendo la vida más imposible a la ciudadanía.
Proyecte Okupa derrocado
Antiguamente había los okupas escritos con k, el movimiento que reclamaba espacios fuera para vivir o sobre todo como espacios autogestionados. A Mataró el 1 de mayo el Sindicato de la Vivienda hacía público que había entrado a la antigua escuela Menéndez y Pelayo y que instauraba un proyecto compartido y social, de barrio, denominado La Tejedora. Desde el primer momento el gobierno lo trató sin distinguirlo del fenómeno de las ocupaciones delicitives y activó la vía para echarlos y derrumbar el edificio tal y cómo tenía previsto. Un ejemplo de claro antagonisme político y social entre quienes promovieron la acción y el gobierno que la hizo fenecer drásticamente.
El protocolo
Ya son 104 los inmuebles que se han desalojado en la ciudad por parte de la Policía Local en aplicación del conocido como 'protocolo Mataró' que se aprobó el 2020 y que faculta al cuerpo policial a intervenir desocupando pisos, casas o bajos en el supuesto de que quede probado que la ocupación presenta riesgos que pueden ser de salubridad, energéticos o de seguridad estructural del edificio entre otros. Se trata de una herramienta municipal (con varios departamentos implicados) que, de hecho, ya han calcado otros ayuntamientos.
Mejora policial
De retruque de la inseguridad en general pero alrededor de la reacción hacia las ocupaciones en concreto el 2022 ha marcado un punto de inflexión en la colaboración entre cuerpos policiales y especialmente entre Policía Local y Mossos d'Esquadra. Después de mucho tiempo con reproches municipales por la poca capacidad de la policía catalana de acabar con las mafias, diferentes operaciones coordinadas han permitido que cayeran grupos muy activos en ocupaciones delicitives.
En el Congreso
De bracet con el resto de alcaldes del denominado Arco Metropolitano, David Boto fue a Madrid para reclamar un cambio legislativo que permita acelerar los desalojos de pisos ocupados. La predisposición es positiva y el cambio podría llegar a aprobarse en breve. De hecho, está previsto una nueva expedición mataronina en el Congreso de los Diputados para asistir a la aprobación del cambio de norma y este golpe, además, no con el alcalde solo sino también con el resto de portavoces.
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