Una de las tradiciones navideñas más arraigadas en nuestro país, y que para muchos supone la inauguración oficial de las fiestas, es el sorteo extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional, que tiene lugar cada 22 de diciembre. No hace falta decir que es difícil encontrar a un mataronense sin participaciones o décimos de este sorteo, ya que son innumerables las entidades, clubes deportivos, asociaciones, etc., de nuestra ciudad que encuentran en la emisión y venta de boletos una forma más de financiarse. Las colas en las administraciones de toda la ciudad, a medida que se acerca el día 22, se hacen cada vez más largas, con la ilusión de que el Gordo, este año sí, caiga en Mataró. Porque, aunque es cierto que en la ciudad se han repartido bastantes premios importantes del sorteo, el Gordo solo ha tocado en una ocasión, en el año 1988, hace ya treinta y seis años. Recordaremos aquel momento en este artículo.
En los últimos tiempos, administraciones de lotería de nuestra ciudad han repartido algunos premios destacados. El más importante fue el segundo premio que el Bar Reforma de Mataró repartió en 2014 mediante la venta de un décimo expedido por ventanilla, concretamente el número 92.845, que premió con 125.000 euros a su propietario. En cuanto a los terceros premios, muchos lectores recordarán el de 1998, cuando el número 34.736 hizo felices a muchos mataronenses, especialmente en el barrio de Cerdanyola y, en particular, en el Bar Rocablanca, que vendió muchas participaciones. Ese año, el tercer premio ascendía a 72 millones de pesetas. En 2005, nuevamente un tercer premio cayó en Mataró, ya que la administración de Zorrilla vendió 163 series del número 7.494, repartiendo un total de 81,5 millones de euros. La mayoría se vendió por ventanilla, pero también en el Bar Espiral de la Plaza Cataluña y en la empresa de seguros Mapfre.
En 1998 se vendió un cuarto premio en la ciudad (30 millones de pesetas, con el número 21.243), mientras que algunos quintos han caído en Mataró en los últimos años: en 2014, cuando la administración de la Riera de Figuera Major vendió 34 series del número 67.294; en 2016, cuando se vendió un boleto del número 19.152 en la misma administración; en 2017, cuando el Bar Europa vendió un boleto del número 58.808 (6.000 euros el décimo); en 2018, cuando se vendió un décimo del 29.031 en la administración de la Riera de Figuera Major; y en 2023, cuando esta misma administración repartió un quinto premio, concretamente cinco series del número 92.023. Estos son algunos ejemplos de premios importantes repartidos en la ciudad.
Pero viajemos en el tiempo hasta 1988, el único año en que el Gordo se repartió directamente en Mataró. Por entonces estábamos en la recta final de la Guerra Fría, se celebraron los Juegos Olímpicos de Seúl y, pocos días antes del sorteo, tuvo lugar la mítica huelga general del 14-D, seguida por el 90% de los trabajadores españoles en protesta contra la política económica del gobierno de Felipe González. El 9 de diciembre, Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov firmaron el Tratado de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance. Ese año se estrenaron películas como Cinema Paradiso, Jungla de Cristal, Rain Man, Bitelchús, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? o Mujeres al borde de un ataque de nervios. En televisión triunfaban programas como 3x4, El Precio Justo, Los Mundos de Yupi o Las Chicas de Oro. Musicalmente, se escuchaban álbumes como Tunnel of Love de Bruce Springsteen, Bad de Michael Jackson o Descanso dominical de Mecano.
En ese 1988, el número 21.583 llevó la suerte a familias de toda España. Fue un premio muy repartido, ya que, además de Mataró, regó de millones de pesetas Barcelona, Madrid, Gijón, Lugo, Álora (Málaga), Torrejón de Ardoz (Madrid), Socuéllamos (Ciudad Real), Azuaga (Badajoz), Boñar (León), Vic (Barcelona) y Granja de Torrehermosa (Badajoz). En esa época, el premio por serie era de 250 millones de pesetas (aproximadamente un millón y medio de euros), es decir, unos 150.000 euros por décimo. Según la hemeroteca de La Vanguardia, en su edición del 23 de diciembre de 1988 se explicaba que la comarca del Maresme había sido, junto con la ciudad de Barcelona, la zona de Cataluña donde se ganaron más premios en ese sorteo. En el caso de Mataró, fue la administración de Zorrilla, situada en La Riera, la encargada de repartir el Gordo, del cual se vendió una serie.
La protagonista mataronense del reportaje que hizo La Vanguardia fue la señora Dolors López, madre de cuatro hijos y planchadora precisamente en la citada empresa Europanova desde hacía catorce años. En declaraciones a TVE, la señora López explicaba que había repartido 175 millones de pesetas entre familiares y amigos y que, obviamente, sentía mucha ilusión y alegría. Contaba que estaba escuchando la radio con sus compañeras de trabajo y que, cuando se cantó el número, recordó que tenía un décimo terminado en tres. El caso es que, al abrir su bolso y sacarlo, vio que era el número completo. Inmediatamente llamó a su familia y pidió permiso a su jefe para dirigirse a su sucursal bancaria y depositar los billetes.
Preguntada por los periodistas sobre su futuro, explicó que no pensaba dejar su puesto de trabajo en Europanova. Contaba que planeaba dedicar el dinero ganado a comprar un piso para su hijo, que había sido padre hacía tan solo dos meses y medio y cumplía el servicio militar en los talleres de Renfe de Barcelona. La "mili" había traído suerte a la familia Ramírez López, ya que había sido en Madrid, donde este hijo juró bandera, donde compró siete décimos de lotería, que resultaron agraciados con el premio. A 25 millones de pesetas por décimo, efectivamente, la señora López había repartido 175 millones en Mataró. Además de algunos familiares y amigos, también repartieron parte de los boletos en el colmado "La Paloma" del barrio de Cerdanyola, su barrio. Pero la suerte de la familia no acababa ahí: la señora López también cobraría 12 millones de pesetas de las participaciones del ya citado número 64.835, agraciado con el tercer premio y que se repartió en la fábrica: "del tercer premio nos repartimos 360 millones de pesetas entre todas las empleadas, que llevábamos participaciones que había repartido una antigua socia de la empresa, que fue a Valencia y compró décimos del número afortunado", explicaba Dolors López.
Treinta y seis años después, la sociedad ha cambiado, obviamente, pero hay tradiciones que se mantienen como el sorteo de la Lotería de Navidad. La ilusión por hacerse rico, no hace falta decirlo, sigue existiendo, y el 22 de diciembre es el día en que mucha (muchísima) gente piensa que tiene más cerca ese sueño, aunque la realidad se impone y solo unos pocos afortunados en todo el país aparecen en las icónicas imágenes de televisión celebrando el premio del Gordo a las puertas de las administraciones de lotería.
A menudo nos dicen que hacerse rico está al alcance de todos, que todo es posible, que todo está en nuestro interior y que, si nos esforzamos y perseguimos un sueño, lo conseguiremos. En el fondo, todos sabemos que es mentira, porque la realidad demuestra que los orígenes familiares son los auténticos determinantes de nuestra renta, pero el discurso ha calado. Vaya si ha calado. Tanto, que muchos piensan que sí, que algún día serán ricos. Con o sin la fortuna de ganar el primer premio. A pesar de todo, el año que viene seguiremos comprando décimos y participaciones. Por si acaso el Gordo vuelve a caer en Mataró, que ya toca.
¡Felices fiestas a todos!