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Más apoyos al nombre de Biblioteca Josep Garcia Oliver

Cuatro profesionales de la biblioteconomía se suman a pedir el nombre de "Biblioteca Popular Josep Garcia Oliver"

Cuatro profesionales de la biblioteconomía se han dirigido al alcalde de Mataró expresándole que el nombre más apropiado para la nueva biblioteca es el de «Biblioteca Popular Josep Garcia Oliver»

La mataronina Merced Bosch, antigua directora de la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación de la Universitat de Barcelona, continuadora de la Escuela Superior de Bibliotecarias fundada por la Mancomunidad de Cataluña el 1915 y también exbibliotecària de la Biblioteca Popular de Mataró, junto con Maria Elvira Silleras, antigua directora de la Biblioteca Popular de Mataró y posteriormente profesora de la Facultad de Información y Medios Audiovisuales de la Universitat de Barcelona –nombre actual de la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación–, junto al profesor de esta Facultad el mataroní Amadeu Pones, y de la señora Carme Mayol, profesora y directora la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación, expresidenta del Colegio Oficial de Bibliotecarios-Documentalistas de Cataluña, autora de las Normas para bibliotecas públicas a Cataluña y Cruz de Sant Jordi por el conjunto de su aportación a la biblioteconomía, han dirigido un escrito al Alcalde de Mataró expresándole que el nombre más apropiado para la nueva biblioteca que abrirá el Ayuntamiento de Mataró es el de Josep Garcia Oliver, a quien califican de «figura gigantesca» no solo en la historia de Mataró, sino en la historia de las bibliotecas populares del Estado español.

Trasfondo histórico

En el escrito al Alcalde hacen un amplio repaso de las primeras bibliotecas populares, que tienen su origen a España en la legislación de la época del Sexenio Democrático, después de la Revolución de Septiembre de 1868, que posó las bases para extenderlas por todo el país con la voluntad de fomentar la lectura pública y que, a Cataluña, recibieron el gran impulso con la política cultural de la Mancomunidad, que abrió la primera el 1918.

Estos cuatro profesores universitarios posan de relevo el caso excepcional de Mataró, que, antes de que se publicaran las primeras leyes sobre bibliotecas, nuestra ciudad ya tenía una de perfectamente organizada y regulada. Era la Biblioteca Popular que había fundado Josep Garcia Oliver el 1866 tomando como modelo las que había conocido de joven cuando visitó la Inglaterra de la Revolución Industrial.

Las primeras de España no se abrieron hasta el 1869, tres años más tarde que la de Garcia Oliver que, hasta todo, ya se había avanzado el 1854 con un embrión de la biblioteca, el Gabinete de Lectura del Ateneo Mataronès, fundado también por él, que tenía por objeto difundir la instrucción entre las clases proletarias. Resaltan, además, que cuando el catálogo de las primeras bibliotecas populares del país era de una media de solo 150 a 200 volúmenes, la de Garcia Oliver ya sobrepasaba el millar abres.

Garcia Oliver tiene que ser calificado, pues, de auténtico avanzado y precursor de las bibliotecas populares, con el mérito añadido que esto no lo hizo a la capital del Estado ni en ningún capital de provincia, sino, precisamente a la ciudad de Mataró y sin ningún apoyo oficial. Un motivo más porque lo Mataró de hoy reconozca su mérito posando el nombre de Josep Garcia Oliver al frontispicio de la Biblioteca Popular.

Garcia Oliver
Garcia Oliver

 

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