Los resultados de las elecciones al Parlamento de Cataluña en clave mataronina

No hace falta insistir mucho en los resultados generales de las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña que tuvieron lugar el pasado domingo 12 de mayo: clarísima victoria del PSC de Salvador Illa, partido ganador por primera vez en votos y escaños en toda Cataluña, mayoría absoluta de las fuerzas de izquierda, descalabro del nacionalismo catalán, que por primera vez desde 1980 no tendrá mayoría absoluta en la cámara (dato importante: Puigdemont, a pesar de recuperar la primera posición en la particular batalla Junts-ERC, ha sido incapaz de ganar las elecciones catalanas en ninguna de las tres veces que se ha presentado como cabeza de lista de su partido), y una situación de fragmentación que nos deja un panorama complicado de cara a la elección del próximo presidente de la Generalitat. Porque sí, Illa ganó con mucha claridad, pero ahora habrá que ver qué hace ERC, un partido en clara tendencia descendente, sin capacidad de rentabilizar su paso por la presidencia, con dimisiones de cargos importantes y en riesgo de ruptura interna. Sin su concurso, permitiendo por activa o por pasiva la investidura del exalcalde de La Roca del Vallès y exministro de Sanidad, la situación de bloqueo está servida y la probabilidad de repetición electoral aparece en el horizonte. Para un observador objetivo, probablemente la conformación de un gobierno de izquierdas en la Generalitat sería el escenario más lógico, porque los números cuadran, pero cuando hablamos de ERC no necesariamente debemos suponer que prevalecerá su alma progresista sobre la nacionalista. A las puertas de la campaña electoral de las europeas, tendremos que esperar para saber si Illa es investido presidente o si, por el contrario, hay repetición electoral. No sería prudente emitir ningún tipo de predicción.

En este artículo, pero quiero hablar de las elecciones del 12M en clave mataronina. En primer lugar, cabe mencionar que tres mataronenses estarán presentes en el próximo Parlamento: Alícia Romero (PSC), Mònica Lora (Vox) y Cristian Escribano (PP), los dos últimos también concejales del Ayuntamiento de Mataró. En la ciudad, con una participación del 56,7% (aproximadamente un punto menos que en el global de Cataluña), el PSC ganó con claridad, con un 29,1% de los votos. Junts quedó a diez puntos de distancia, con un 19,1%, mientras que detrás aparecen ERC (11,99%), PP (11,45%), Vox (11,17%), Comuns (6%), CUP (3,71%) y Aliança Catalana (3,17%). Por bloques, las candidaturas de izquierda con representación parlamentaria obtienen un 50,80% de los votos en la ciudad, mientras que las derechas se quedan con un 44,89%. En cuanto al bloque independentista, este consigue un 38,38% de los votos, contando incluso los de Aliança Catalana. En cuanto a los resultados por barrios, los socialistas ganaron en todos excepto en el Centro y el Ensanche (donde ganó Junts), como suele ser habitual. Hay barrios donde el PSC arrasa, como Cerdanyola Sur, con un 43,21%, mientras que en el Centro se queda con un 13,15%. En el Centro y el Ensanche es donde la participación fue más alta (un 64,42% y un 64,87%, respectivamente), mientras que en zonas como Rocafonda o Cerdanyola Sur esta no llegó ni siquiera al 50%. Un dato para reflexionar al respecto.

Si trasladáramos estos resultados a unas hipotéticas elecciones municipales, el reparto de los 27 concejales del Ayuntamiento de Mataró hubiera quedado de la siguiente manera: PSC (9 concejales), Junts (6), ERC (4), PP (3), Vox (3) y Comuns (2). Sin el requisito del umbral mínimo del 5%, la CUP y Aliança Catalana hubieran obtenido un concejal cada una, pero al no alcanzarlo, estos se los quedan ERC y los Comuns. Los resultados, como vemos, son bastante diferentes de los que se produjeron hace ahora un año en las elecciones municipales.

Pero más allá de nuestro barrio de residencia, ¿qué votamos los mataronenses en función de nuestra renta? Los últimos datos por sección censal publicados por el Instituto Nacional de Estadística corresponden al año 2020. Si los cruzamos con los porcentajes de voto a cada partido, obtenemos que el comportamiento entre formaciones es muy diferente. Hemos calculado los coeficientes de correlación de Pearson entre el porcentaje de voto a cada partido y la renta neta media por persona (los euros que gana anualmente cada ciudadano) por secciones censales. Cuanto más se aproxime a 1 este coeficiente (o a -1, si la relación es negativa), significará que más alta será la asociación entre ambas variables, es decir, en este caso, cuanto más se aproxime a 1 el coeficiente, más alto será el porcentaje de voto si es más alta la renta. Así, como suele pasar en otros comicios, existe una correlación negativa muy elevada entre renta y voto al PSC, es decir, cuanto menos renta tenga el elector, más probabilidad existe de votar a los socialistas (la correlación es de un -0,86). Si nos fijamos en Junts, segunda fuerza en la ciudad y en Cataluña, la relación es exactamente al revés: a mayor renta, más probabilidad de votar a los de Puigdemont, con una correlación positiva de un 0,86. El resto de partidos presentan las siguientes correlaciones: ERC un 0,70, el PP un -0,62, los Comuns un 0,28, Vox un -0,71, la CUP un 0,64 y Aliança Catalana un 0,61. En resumen: los partidos independentistas presentan correlaciones significativas positivas (a mayor renta, más probabilidad de votarlos), mientras que los no independentistas presentan correlaciones significativas negativas. El caso de los Comuns es diferente, pues la correlación, positiva, es de tan solo un 0,28. Alguien podrá argumentar que sería necesario introducir variables de control, como por ejemplo el sentimiento de pertenencia catalán-español, la lengua materna, el lugar de nacimiento, la edad o el nivel de estudios, por ejemplo. Estoy absolutamente de acuerdo, pero no disponemos de los datos, y por tanto nos conformamos con presentar los que tenemos sabiendo que debemos ser prudentes a la hora de emitir conclusiones. Seguramente la cuestión identitaria juega un papel fundamental, es innegable, y esta está a su vez relacionada con el nivel de renta. Eso sí, los datos son los que son. En el gráfico siguiente, correspondiente a los análisis de los casos del PSC y Junts, se ve claramente lo que comento:

Uno de los temas más comentados en estas elecciones ha sido la fuerza de la extrema derecha (españolista e independentista). Vox ha obtenido once diputados, mientras que Aliança Catalana ha conseguido dos. Cataluña tendrá, pues, el primer parlamento autonómico con dos formaciones de ultraderecha. Porque alguien no lo querrá reconocer, pero en las multitudinarias manifestaciones del Once de Septiembre de hace algunos años, como en las de signo españolista, a pesar de que no caía ningún papel al suelo, también había hombres y mujeres con ideas fascistas participando, ilusionados con la idea de una independencia de Cataluña fácil, alegre y low cost. En nuestra ciudad, Vox ha conseguido 5.619 votos y un 11,17% de los votos, mientras que los de Sílvia Orriols han obtenido 1.595 votos y un 3,17%. En resumen: 7.214 mataronenses (más de un 14% de los votantes) decidieron el pasado 12M depositar en la urna una papeleta de un partido xenófobo de ultraderecha. Los mataronenses y los catalanes no nos escapamos de la expansión de estas opciones electorales a nivel global. Si analizamos los datos por renta, ya lo decíamos antes, Vox presenta una correlación negativa entre porcentaje de voto y renta de un -0,71, es decir, a menor renta, más probabilidad de votarlos, mientras que en el caso de Aliança Catalana ocurre al revés, con un dato positivo de un 0,61: a mayor renta, mayor probabilidad de votarlos. Vox obtiene sus porcentajes de voto más elevados en Cerdanyola Sur (18,06%), La Llàntia (17,28%) y Cerdanyola Norte (16,81%), mientras que Aliança Catalana los obtiene en el Ensanche (4,77%), Palau-Escorxador (3,54%), Centro (3,52%) y Vista Alegre (3,41%).

Si comparamos los resultados de estas elecciones al Parlamento con las municipales de 2023, veremos cómo el PSC obtiene prácticamente el mismo número de votos (14.634 respecto de los 14.978 de hace doce meses), si bien ahora el porcentaje ha sido inferior (29,1% vs. 33,22%). En el caso de Junts, ahora ha obtenido 9.605 votos y un 19,1%, mientras que hace un año la candidatura encabezada por Alfons Canela en nuestra ciudad se quedó con 4.178 votos y un 9,26%. El descalabro de ERC el 12M era la crónica de una muerte anunciada, y hace un año en Mataró ya se veía claro que el partido de Junqueras 

(que se resiste a dejar paso a nuevos liderazgos en el partido) iba cuesta abajo (obtuvo 6.671 votos y un 14,79% de los votos, mientras que esta vez se ha quedado con 6.032 votos y un 11,99%). Vox recibe prácticamente el mismo número de apoyos (5.619 votos vs. 5.664 de 2023), el PP mejora sensiblemente (5.756 votos respecto de los 3.897 de hace un año), Comuns (ahora ya sin Podemos) pierde aproximadamente un 10% de sus apoyos (3.015 votos ahora respecto de los 3.324 de las municipales) y la CUP obtiene un resultado sensiblemente peor que el de hace doce meses: 1.868 votos respecto de los 2.439 de las municipales.

Lo que queda de primavera y el verano serán intensos en los despachos de los principales partidos (y no solo partidos) catalanes, y aunque sería temerario predecir quién ocupará la presidencia de la Generalitat, lo que está claro es que una repetición electoral no conviene al país, se mire como se mire. Sin embargo, si esta repetición se produce, en Capgròs estaremos preparados para analizar los resultados de nuestra ciudad. Porque después de todo lo que ha pasado en la política catalana en esta década perdida, hemos visto como de capgrossades no solo hacemos los de Mataró.