El pesebrismo de Mataró va con todo estas Navidades

El ritual de la Navidad cuenta con los mismos elementos cada año, de la misma forma que en la escudella se incluyen los ingredientes tradicionales, siempre igual. Esto implica que todo el mundo los tiene presentes, pero también puede tener una consecuencia menos positiva: podemos llegar a no valorarlos lo suficiente. Como siempre están ahí, casi no les prestamos atención. El pesebre es un buen ejemplo de esto en cada casa donde se realiza, y el belenismo —entendido como la afición y, sobre todo, la organización en torno a la tradición— también lo es. En Mataró tenemos uno de los movimientos belenistas más destacados del país, y esta afirmación, indiscutible, es posiblemente poco conocida y reconocida. El propósito de este reportaje es contribuir desde Capgròs a corregir parcialmente esta situación: poner el foco en el gran trabajo de la Asociación de Belenistas de Mataró y, así, aportar una nueva perspectiva sobre la trascendencia de hacer y admirar pesebres.

El belenismo es una tradición cultural y artística profundamente arraigada, que va más allá de la simple recreación de la escena del nacimiento de Jesús. Se trata de un movimiento integrado por personas y entidades que dedican tiempo y esfuerzo a preservar y difundir este arte, que combina historia, devoción y creatividad. Los belenistas no solo crean escenas, sino que cuidan hasta el más mínimo detalle, desde la configuración de los paisajes hasta la elaboración de figuras, a menudo esculpidas o pintadas a mano. Cada pesebre es una obra única que transmite emociones y simbolismos.

El belenismo también tiene una dimensión comunitaria, ya que a menudo se convierte en un punto de encuentro y colaboración entre artistas, voluntarios y familias que participan en la creación de los pesebres. Las entidades belenistas suelen organizar concursos, exposiciones y ferias que destacan el trabajo de los artesanos y promueven el intercambio cultural entre localidades. Así, el pesebre se convierte en una expresión viva de la identidad colectiva, un espacio de creatividad y espiritualidad que trasciende generaciones, manteniendo vivo uno de los símbolos más queridos de la Navidad.

Mataró es ciudad pessebrista

El ritual de la Navidad cuenta con los mismos elementos cada año, de la misma forma que en la escudella se incluyen los ingredientes tradicionales, siempre igual. Esto implica que todo el mundo los tiene presentes, pero también puede tener una consecuencia menos positiva: podemos llegar a no valorarlos lo suficiente. Como siempre están ahí, casi no les prestamos atención. El pesebre es un buen ejemplo de esto en cada casa donde se realiza, y el belenismo —entendido como la afición y, sobre todo, la organización en torno a la tradición— también lo es. En Mataró tenemos uno de los movimientos belenistas más destacados del país, y esta afirmación, indiscutible, es posiblemente poco conocida y reconocida. El propósito de este reportaje es contribuir desde Capgròs a corregir parcialmente esta situación: poner el foco en el gran trabajo de la Asociación de Belenistas de Mataró y, así, aportar una nueva perspectiva sobre la trascendencia de hacer y admirar pesebres.

El belenismo es una tradición cultural y artística profundamente arraigada, que va más allá de la simple recreación de la escena del nacimiento de Jesús. Se trata de un movimiento integrado por personas y entidades que dedican tiempo y esfuerzo a preservar y difundir este arte, que combina historia, devoción y creatividad. Los belenistas no solo crean escenas, sino que cuidan hasta el más mínimo detalle, desde la configuración de los paisajes hasta la elaboración de figuras, a menudo esculpidas o pintadas a mano. Cada pesebre es una obra única que transmite emociones y simbolismos.

El belenismo también tiene una dimensión comunitaria, ya que a menudo se convierte en un punto de encuentro y colaboración entre artistas, voluntarios y familias que participan en la creación de los pesebres. Las entidades belenistas suelen organizar concursos, exposiciones y ferias que destacan el trabajo de los artesanos y promueven el intercambio cultural entre localidades. Así, el pesebre se convierte en una expresión viva de la identidad colectiva, un espacio de creatividad y espiritualidad que trasciende generaciones, manteniendo vivo uno de los símbolos más queridos de la Navidad.

La Ruta del Pesebre y la figura del gallo

En estas semanas, el local de los belenistas es un hervidero. Con sus batas y herramientas, trabajan en equipo para sacar adelante todos los proyectos. Este año, una de las novedades es la figura del gallo, que se regalará a quienes completen la Ruta del Pesebre. El gallo no solo es la figura del año, sino que también protagoniza el cartel de toda la exposición de pesebres, diseñado por el estudio c43crea de Rafel Codina, colaborador de la entidad.

Además de los gallos, trabajan en los dioramas para la exposición y en el pesebre monumental que, como es tradición, se exhibirá en el vestíbulo del Ayuntamiento. Con madera, porexpan, pintura y, sobre todo, buen humor, este equipo demuestra que el trabajo en equipo multiplica los resultados.

Un tesoro de más de 4.000 figuras

Con más de 300 socios activos, la Asociación de Belenistas de Mataró cuenta con una valiosa colección de más de 4.000 figuras, algunas hechas a mano por artesanos y de incalculable valor. Estas figuras representan una disciplina en peligro de extinción, con estilos y nombres propios que merecen mayor reconocimiento. Aunque esta colección no es pública, es el tesoro más preciado de la entidad.

El Concurso de Pesebres

El Concurso Público Local de Pesebres, que celebra su edición número 96, invita a las familias a participar con sus pesebres caseros. Un jurado visita los hogares, evalúa las creaciones y otorga premios. La diversidad de los participantes, desde pesebres simples a auténticas obras de arte, demuestra que esta tradición sigue viva y profundamente arraigada en la ciudad.

Con proyectos como la Ruta del Pesebre y la Escuela de Belenistas, la Asociación de Belenistas de Mataró trabaja para transmitir esta tradición a las nuevas generaciones, asegurando que la creatividad, el arte y el espíritu comunitario sigan vivos. Este año, invitan a todos a disfrutar de la Navidad visitando las exposiciones y pesebres que han preparado, recordando que detrás de cada pesebre hay meses de trabajo, dedicación y amor por una de las tradiciones más queridas de nuestra tierra.

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