Tarragona y su mítica plaza de toros reformada fue escenario el domingo 6 de la gran jornada del Concurso de Castells, donde los Capgrossos estuvieron muy cerca de alcanzar su mejor registro histórico. Ese era el objetivo y no se logró, eso es así, pero la capacidad, el motor y el potencial del grupo casteller de la camisa azul funcionaron mejor que nunca, incluso. Se descargó el 3 de 9 y la torre de 9 del Bequetero, que es la número 15 en la historia de la colla, y luego se hicieron dos intentos desechados (es decir, desmontados sin caer) del imponente 5 de 9 con folre. Especialmente el segundo intento fue de una solvencia espectacular: los Capgrossos lo tienen muy cerca. Muy cerca. Estos Capgrossos de ayer pueden superar sus mejores resultados históricos.
Este Concurso de los Capgrossos deja, como resultado final, algo ciertamente heterodoxo. Con solo dos castells, la posición final desvirtúa el mérito casteller de lo que hicieron ayer unos 700 azules con unas pinyes propias espectaculares. Como todo en la vida, el Concurso se puede valorar según convenga de una manera determinada o de la forma contraria. Quien quiera aferrarse a la lógica competitiva, la clasificación, los puntos, los premios y toda la parafernalia propia de esta cita pero ajena a la naturaleza castelera, y no entienda otro código que este, puede incomodarse.
El valor de ir dos veces a por tu techo histórico, seis años después, la destreza de desmontar sin caer en ambas ocasiones y la decisión de poner fin después de tantas horas, como decidió quien debía decidirlo, no se contabiliza en puntos, euros ni posiciones. Y el sentido común de evitar la caída, tampoco. Eso está claro.
El 5, bien cerca
En una sesión excesiva (por la duración y sobre todo por la cantidad de caídas vistas) que volvieron a ganar los Castellers de Vilafranca, la colla del Maresme se encontró en un callejón sin salida hacia las cinco de la tarde. Los autobuses habían salido de Mataró casi once horas antes, para poner en contexto. Se fue al Concurso con un plan, y este se cumplió en las dos primeras rondas. Detalladamente, objetivo por ronda. En la tercera y la cuarta se atacó el 5 de 9 con folre, y aquí es donde hay que poner un poco de contexto para entender lo que significa eso en sí mismo y lo que significaron los dos intentos desechados realizados.
El 5 de 9 es un coloso, un castell de gama extra muy complicado. Este año solo lo han hecho los de Vilafranca y la Vella de Valls (las dos primeras collas del Concurso). Nadie más. Ayer, además de los Capgrossos, solo lo intentó la Jove de Tarragona, tras descargar el 3 de 10. Y se les cayó después de la aleta. El 5 de 9 es el castell más difícil que ha hecho la colla del Maresme y, habiéndolo logrado cuatro veces, vale la pena repasar las estadísticas. Lo han intentado 13 veces. Cuatro éxitos sobre 13 intentos. Eso es el 5 de 9.
Y también son más cosas. El 5 de 9 es un castell que en ensayo se puede llevar hasta sextos, pero que en la plaza, desde entonces hasta su descarga, queda mucha tela, mucho tiempo y mucha lucha. Lo ensayas y lo ensayas, pero la parte más desconocida del castell siempre es mayor. Tiene mucha más zona oscura (por la intriga) que la torre de 9, por compararlo con la gama extra más habitual en el Maresme. De alguna manera, es un melón que necesita ser abierto en la plaza. Por eso hay que interpretar los dos intentos desmontados de 5 de 9 de los Capgrossos. Y por eso es esta la base sobre la que debe construirse el post-Concurso.
Porque los dos intentos desmontados tomaron caminos diferentes, pero, vistos juntos, muestran un progreso espectacular. El primero fue una retirada a tiempo prudente. El segundo bajó cuando faltaba poco para cargarlo, transmitía muy buenas sensaciones, y la parte baja mostraba una estructura de cemento armado. Todo el castell estaba eléctrico. Se veían chispas en las miradas y en los cuerpos. De repente, reapareció la colla insaciable y decidida de los mejores tiempos de los Capgrossos. Volvió el ‘prime’ que dicen ahora estos jóvenes que solo saben vocabulario en inglés.
La colla lo mostró, la colla vuelve a serlo, pero, ay, todo esto sigue siendo un mecanismo complejo de muchísimas piezas. La grandeza de los castells como el mejor ejercicio en equipo que hay también pasa por momentos como el de no verlo claro y, por lo tanto, desmontar. Siempre desmontar es mejor que caer, y quien no lo vea así se ha equivocado de colla.
- El 5 de 9 quedó tan cerca (con el aixecador del 3 colocándose) que el otro 5, el de la posición en la tabla, se fue a Igualada. De los dos 5 del día, el importante era el primero.
Antes de las dos rondas dedicadas al 5 de 9, hubo lo que casi parece otro Concurso, pero que merece ser citado debidamente. Los Capgrossos hicieron un 3 de 9 con folre que notó el impacto de la plaza y los nervios lógicos. No es poca cosa lo que supone hacer castells en esa olla a presión de ruidos, bullicios, imágenes y distorsiones que es la plaza de toros de Tarragona. El 3 no fue de los mejores, pero no sufrió. Y sirvió para mostrar que los Capgrossos llevaban gente, y que, si era necesario, mostrarían la versión más agresiva.
Y los dientes, para apretarlos, tuvieron que salir en la segunda ronda. Tras un mal primer pie, el segundo de la torre de 9 con folre y manillas subió a pesar de tener la estructura algo torcida. Es buena la familiaridad y la confianza que hay con esta gama extra, porque los Capgrossos supieron descargarla sin dominarla casi en ningún momento. Con oficio y habilidad, claro, pero esta vez la torre mostró su versión rebelde. La ventaja de esta es que es un castell rápido, que los de azul hacen además contrarreloj. Y después de una carga incómoda, llegó una descarga al límite.
Sí, pero se logró. Y sonó el Bequetero más apropiado, ya que con esta del Concurso ya son 15 las torres de 9 en la historia de los Capgrossos. Esta torre, la lucha y el oficio de tanta gente en la piña y los buenos intentos de 5 de 9 deben ser el combustible hasta fin de año.
Cara a cara y demasiadas caídas
Más allá de la lectura mataronina, como siempre, la disputa por la victoria y los puestos de honor protagonizaron el relato hegemónico de un Concurso con demasiadas caídas. Vilafranca y la Vella de Valls, primero y segundo, terminaron con tres caídas cada uno. Los Castellers de Vilafranca han revalidado el título y se han impuesto en el Concurso de Castells de Tarragona. Los verdes amplían así su hegemonía en la competición, en la que se han llevado doce de las últimas catorce ediciones. Solo en dos ocasiones (en 2000 y 2018) la Vella, que este domingo quedó en segundo lugar, se les ha impuesto. Los de Vilafranca han exhibido el 3 de 10 con folre y manillas descargado, y han cargado el 9 de 9, el 4 de 10 y el 4 de 9 con folre y aguja. A su vez, la Vella ha lucido el 4 de 9 descargado y ha cargado el 4 de 9 con aguja y el 4 de 10 con folre y manillas, renunciando a participar en la última ronda. El podio lo completa la Jove Xiquets de Tarragona tras un concurso que ha durado siete horas.
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