El vecino de Mataró juzgado para matar Piedad Moya, su exparella, y hacer desaparecer el cuerpo el 2014 ha negado "rotundamente" este lunes en el juicio haberla asesinado. "Es la madre de mis hijas", ha añadido Mohamed T. ante el jurado popular. El acusado, que sólo ha respondido a las preguntas de su abogado, también ha afirmado que "nunca" pegó la mujer ni las hijas y ha asegurado que, después de la separación, la relación era "normal". Los familiares, en cambio, han afirmado que la controlaba y lo había maltratado y que, después de la ruptura, la asedió. Tanto la familia de Piedad Moya como la fiscalía piden 15 años de prisión para el acusado por un delito de homicidio. Por la ocultación del cuerpo, lo acusan de un delito contra la integridad moral, por el cual el Ministerio Público pide un año y ocho meses de prisión y la acusación particular, dos años. Hasta ahora nadie ha encontrado el cuerpo de Piedad y la familia de la víctima sospecha que está enterrado en un pozo de una finca familiar de Dosrius.
Tanto la familia de Piedad Moya como la fiscalía piden 15 años de prisión para el acusado por un delito de homicidio
"Mató Piedad?", ha dicho el abogado de la defensa en medio de su interrogatorio a Mohamed T. en el juicio que arrancó el pasado viernes a la Audiencia de Barcelona con la elección del jurado popular. "No, rotundamente no. Es la madre de mis hijas", ha respondido el acusado. Mohamed ha explicado que el 4 de abril del 2014, cuando desapareció Piedad Moya, había ido a trabajar en primera hora y, hacia las 10 de la mañana, fue a Hacienda, desde donde conversó por teléfono con la víctima para hablar sobre las hijas y dinero. Más tarde, volvieron a hablar y, según le parecía recordar, volvió a trabajar. El abogado le ha pedido por la frecuencia y los motivos de sus visitas a la finca de Dosrius. El acusado ha explicado que iba "en cualquier momento" que tenía libre, "cada dos o tres días, para hacer feinetes y dar comer a unos animales que tenía". Además, iba a buscar enseres de jardinería que tenía guardados. También ha afirmado que no estaba muy pendiente del teléfono móvil.
Estas explicaciones son seguramente para justificar los diversos viajes el día que desapareció la víctima a la finca de Dosrius, donde pasó varias horas, según la instrucción del caso. Además, según la investigación, a la finca no existían los perros en quién dio comer. Precisamente, la fiscal tenía previsto en su interrogatorio incidir si era habitual que fuera tan a menudo en Dosrius. En la lectura de preguntas que tenía preparadas, y que quedarán sin respuesta, le quería pedir por las dos veces que fue a la finca el 4 de abril; por qué estaba aquella madrugada y cómo es que volvió los días posteriores en varias ocasiones.
Mohamed sólo respondió a las preguntas de su abogado, y admitió que intentó apartar Piedad de su familia
Preguntado por su abogado por qué mintió cuando fue llamado a la comisaría y aseguró que hacía quince días que no hablaba con Piedad, ha explicado que se asustó "" porque ella lo había avisado que, si le continuaba trucando o enviando mensajes, lo denunciaría. Sobre la relación con las hijas, ha reconocido que "chocaba" con la grande "por el tema de la educación". Mohamed ha admitido que había intentar apartar Piedad de su familia porque tenían "problemas". Aquí la magistrada ha apuntado que "no es relevante, no estamos juzgando la familia de la señora".
Aislada y "maltratada"
El entorno familiar de la víctima ha asegurado que el acusado, que denominaban 'Javi', tenía una relación posesiva con Piedad y que la maltrataba. Lo habían visto con varias marcas, como un ojo de terciopelo o golpes a las espaldas. Según una hermana, el acusado también había pegado su hija grande, con quien tenía muchos más conflictos que la pequeña. Sobre todo, le molestaba como vestía y la insultaba. Una de las germanas ha asegurado que el acusado "aisló" Piedad de la familia y los tenía que visitar a escondidas. Las germanas han explicado que Piedad no se había separado antes por "miedo" de Mohamed y han precisado que temía que "se llevara las niñas en el Marruecos o hiciera daño a la familia".
La familia asegura que Piedad tenía miedo de su exparella porque lo había maltratado y lo asediaba un golpe separados
Piedad se esperó que las hijas fueran algo más grandes y, cuando no pudo más, se separó, ha señalado una de las hermanas. Después de la ruptura, Piedad se sentía "asediada" por Mohamed, con llamadas, mensajes y visitas. Varios familiares han relatado que, después de la separación, Mohamed los visitó para pedirlos que convencieran Piedad que volviera con ella. Los familiares han explicado que Piedad estaba ilusionada con una relación que había empezado con un amigo de la infancia que estaba cumpliendo condena en Francia y que visitó en una ocasión.
No ayudó a buscar la víctima
Los familiares han asegurado que Mohamed no colaboró "nunca" en la investigación de Piedad, ni en los vareos, ni en las enganchadas de carteles, ni en ninguna otra iniciativa. "No se interesó en ningún momento para nada", ha afirmado uno de los testigos. Un excunyat ha explicado que sospechó que Mohamed, o 'Javi', los "lo estaba jugando" cuando insistía que Piedad había marchado a Francia. "Le dije que ponía yo el coche y que fuéramos a buscarla en Francia y él continuaba diciendo que ya vendría. Este hombre no tenía mucho interés", ha argumentado el excunyat. Los familiares han asegurado que Piedad no marcharía y dejaría desatendidas sus hijas. El juicio continuará este martes con la declaración de más testigos. Está previsto que se acabe la semana que viene con el objeto del veredicto.
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