La locura se le presupone al día 25 de julio en Mataró, tal y cómo indica el nombre por el cual se conoce la noche más emblemática del año a la ciudad. Pero este año ha sido sonado de una forma un poco diferente al habitual. La lluvia, que hacía más de una década que no hacía acto de presencia en esta jornada de Las Santas, ha hecho la pascua durante buena parte de la tarde, poniendo la ay al corazón a los santeros porque peligraban actos insignes como el Llamamiento, el Desvelo o la Escapada a Negra Noche. Finalmente, pero, todo se ha podido salir adelante, aunque de una manera un poco sui generis.
El Llamamiento ha sido el acto que más afectado se ha visto por el mal tiempo. Cuando faltaban poco minutos para las 20h, hora prevista de inicio, parecía imposible que se realizara, porque no paraba de llover. Pero la lluvia ha esparcido de repente y Mataró ha visto la luz: no sólo habría las primeras dormidas de los Gigantes y los bailes del resto de compases, sino que se entreveía que también se podría salvar la Noche Loca. El Llamamiento ha tenido lugar una hora más tarde del que es habitual, después de estampas muy curiosas como el traslado de los Gigantes en camión desde Can Marfà hasta el Ayuntamiento, o el técnico de mantenimiento del consistorio secante con un soplete de aire el tierra de ante la Casa Grande –en solitario, impertèrrit, durante más de media hora y observado por todo el mundo, aplausos finales incluidos- para intentar evitar portadores de las figuras pudieran resbalar. Un héroe anónimo de un Llamamiento marcado también, por si todavía faltaran ingredientes, por los silbatos al alcalde y los gritos a favor de la independencia y de poder votar el cercano 1 de octubre. Boto ha tenido que levantar mucho la voz porque se lo escuchara, ante la protesta que en las últimas 24 horas se había convocado por las redes sociales.
Un total de 12.400 personas llenaban La Riera cuando han salido los Gigantes por el Desvelo
Teniendo en cuenta que las previsiones meteorológicas estaban fallando más que una escopeta de feria, nadie sabía a lo largo de la tarde y anochecer si sería posible celebrar el Desvelo Bellugós. Cuando todo apuntaba que de 22 a 24h llovería o bien el tierra estaría demasiado mojado, se estudiaba la posibilidad de hacer la bajada inicial por la Riera sin los gigantes, sólo con la banda, y que se intentaría hacer la subida ya con la incorporación de la Familia Robafaves. Una apuesta rocambolesca que finalmente, por suerte, no se ha tenido que aplicar. Las tormentas han esparcido definitivamente, el radar del Meteocat (hoy consultado por todos los mataronins) ha dejado claro que no se volverían a acercar, y a las 23.30h, puntuales como siempre, han salido los Gigantes y la banda de las puertas del Ayuntamiento.
Según datos facilitados por el Ayuntamiento, a aquella hora un total de 12.400 personas llenaban La Riera. Una cifra muy exacta porque se han podido contar los asistentes en los 12 controles de accesos que se han establecido en las vías que traen a la arteria del centro de Mataró. Ha sido la gran novedad de este año, de cara a controlar el aforo y la entrada de objetos de vidrio. Se han formado algunas colas, sí, pero la primera valoración del consistorio del resultado de la experiencia ha sido muy positiva, puesto que consideran que el tránsito de gente ha sido fluido y a la vez se ha podido garantizar la seguridad de todo el público.
La gran novedad de este año ha sido la aplicación de los controles de accesos a La Riera y, según el Ayuntamiento, han funcionado a la perfección
A pesar de que 12.400 personas es una cifra importante, la sensación dominante, expresada tanto desde las pandillas como por parte de muchos asistentes, era que este año había menos gente que en años anteriores. Alrededor de los Gigantes, durante el Desvelo, se estaba muy estrechado, como siempre, pero no costaba mucho encontrar espacios libres, y por ejemplo la plaza de Santa Anna estaba mucho más esponjada que en otras ocasiones. El acto alternativo por la noche Loca, este año promover por RAC105 en la playa del Callao, sí que ha sido bastante masificado.
La lluvia ya no ha vuelto, pero sus efectos se han dejado sentir durante la Escapada a Negra Noche. Seguramente debido al fuerte aguacero caído por la tarde, diversas de las tracas y pirotecnias instaladas a puntos del recorrido del correfoc han hecho llufa, y no han estallado de la manera que se esperaba. Especialmente decepcionante ha sido el montaje final, siempre tan espectacular, en la plaza del Ayuntamiento. Todo ello, pero, se ha visto compensado por el trabajo de traca de las Diablesas, la Momerota, el Dragón y las pandillas invitadas de este año, el Baile de Diablos de Caldes de Montbui, los Diablos del Carmel de Barcelona, los Diablos de la Llàntia de Mataró, el Baile Diablos de Las Roquetes, el Macho cabrío de Can Vernet de Sant Cugat y Godra, la Quimera de Caldes de Montbui.
La broma que la Rociada se había avanzado unas cuántas horas este 25 de julio ha corrido por todo Mataró, pero los fieles al capítulo final de la Noche Loca querían la de verdad, y la han tenido. Cómo no podía ser de otro modo en un día 25 tan diferente, la Rociada de este año también ha tenido un toque especial: un recuerdo inicial para los 25 años de los Juegos Olímpicos de Barcelona, que arrancaron un 25 de julio de 1992, la misma fecha de inicio, cada año, de la Fiesta Mayor mataronina. A partir de aquí, hit detrás hit, con especial protagonismo de los himnos EDM y latinos del momento, muy regados por las mangueras.
A falta de hacer un balance más en profundidad, desde el Ayuntamiento se ha informado que, como mínimo hasta las 4 de la madrugada, no se había producido ningún incidente de notoriedad.
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