Una fiesta de Ninguna d’Año auténticamente popular

Si algo tiene Mataró es gente dispuesta a promover cosas por amor al arte. El voluntariado es muy fuerte en la ciudad, especialmente cuando se trata de organizar acontecimientos de cariz festivo y popular. Por eso muchos de los mataronins que hacen posible esta dinámica hacía tiempo que estaban emperrados al acabar con un problema en la ciudad: la carencia de una verbena de Fin de año en condiciones. Y finalmente lo han conseguido. El GANSO, la Operación Fin de año, tiene todos los números para consolidarse como una tradición en la ciudad después de que el año pasado triunfara en su puesta en escena en la plaza de Santa Anna.

Los caminos del GANSO, pero, no han sido fáciles. La fiesta, que toma el nombre y el símbolo del Ganso, la carroza emblemática de la Cabalgata de Reyes, se estrenó en 2011. Los organizadores, un colectivo ciudadano, impulsaron dos ediciones a la pista deportiva de La Jaula, idónea por su emplazamiento céntrico en plena Riera, con el apoyo de Sala Cabañas y los Renacuajos. Pero en 2013 tuvieron que hacerse atrás y la fiesta se suspendió a última hora porque no consiguieron los permisos necesarios. Hace dos años se encontró como solución de compromiso el local de los Renacuajos, y finalmente para el 2014/15 se consiguió que el Ayuntamiento apoyara.

El resultado fue una carpa de grandes dimensiones instalada a la plaza de Santa Anna, aprovechando la que ya había ubicado el consistorio para celebrar actividades navideñas. Fue todo un éxito de asistencia, con miles de mataronins y mataronines y también gente venida otras poblaciones disfrutando de la fiesta durante más de seis horas sin ningún incidente destacable. También cuadraron los números: la fiesta costó 9.100 euros y los ingresos fueron de 12.900, exclusivamente del servicio de barras. Estos casi 4.000 euros de beneficio se han invertido en la edición de este año, que repetirá esquemas, con acceso gratuito, precios populares y los dj's punzante música hasta que casi salga el solo. Los organizadores reclaman un consumo responsable de alcohol por parte de los asistentes, de cara a hacer posible la convivencia del acontecimiento con los vecinos y el entorno urbano.