El partido no se ponía nada bien por los intereses de los mataronins, que veían como un guion que ya habían vivido con el Terrassa se ponía sobre la mesa una vez más. El primero parcial fue de tú a tú, con dos conjuntos encontrando portería y castigando los errores rivales. Pero del 3-2 del primer periodo se pasó en un momento donde el partido parecía ponerse cuello arriba. Dos goles más de los locales abrían el marcador hasta el 5-2, un resultado que se podía considerar lógico si se tiene en cuenta que jugaban el primero contra el octavo. Pero el octavo demostró el genio que tiene dentro y antes del descanso anotaba dos goles que lo dejaban todo al aire: 5-4.
En el tercer periodo, el Mataró se hizo grande. Los jóvenes fueron cogiendo los galones y la experiencia que han conseguido en una temporada irregular pero muy provechosa, y los jugadores importantes han demostrado porque lo son. Entre ellos Eski, mejor portero la temporada pasada y que a pesar de haber bajado el rendimiento en esta, volvía a hacer un partido mágico bajo palos. Paraba pelotas increíbles y dejaba sin opciones en un Terrassa que no podía encarrilar el partido como quería. El portero polaco hizo entrar las dudas entre los locales (1-1) que llegaron al tramo final sin tenerlo nada claro.
En el último periodo, con Pere Extraño expulsado por roja y con Mehdi ahogado en una defensa que superaba los límites, apareció Marc Corbalán para dar el golpe de autoridad con el 6-7 a 1.40 por el final. Nervios, tensión, pero alegría final. El Terrassa no conseguiría empatar y acababa eliminado por un Mataró inmens que, ahora mismo, no tiene techo ni tiene miedo.
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