Ya son doce partidos consecutivos sin ganar: once derrotas y un empate. De las once derrotas, para más inri, cuatro se han producido por solo un gol de diferencia (cómo la de este fin de semana en Sant Esteve Sesrovires). La tostada siempre cae por el lado de la mermelada y, cuando pasa tantas veces, ya no parece solo cuestión de mala suerte. El Hapo Joventut necesita recuperarse anímicament y, a partir de aquí, crecer como colectivo.
La temporada empezó bien, con dos victorias seguidas. Pero el conjunto de Mataró no conoce el gusto del triunfo desde el 24 de septiembre. Lo volvió a intentar el sábado, en la pista del Sant Esteve Sesrovires. En este sentido, hay que hablar bien de la capacidad de resistencia del equipo. En los primeros compases del duelo, no parecía que se pudiera llegar a un final ajustado (10-7, 13-10 y 19-14 al descanso).
La dinámica del partido se veía inalterada en los primeros minutos de la reanudación (22-17 a los 40'), pero a partir de aquí el Hapo reaccionó. El equipo de Mataró solo permitió cuatro goles en el siguiente cuarto de hora. Esta fortaleza defensiva hizo que se llegara al desenlace, últimos cinco minutos, con empate en el marcador (26-26). A la hora de la verdad el Hapo volvió a flaquear.
El Sant Esteve Sesrovires jugó con más acierto las últimas pelotas y dejó los puntos en casa a pesar de que el final del partido fue a cara o cruz (30-29). El local Rubén Ridao, con 9 goles, fue el máximo goleador del duelo. Bernat Bonamusa, del Hapo Joventut, hizo 7. El conjunto de la capital del Maresme es penúltimo con 5 puntos.