Si un nombre propio destaca y gobierna sobre todo el mes de abril, a nivel de programación cultural, nadie podrá discutir que es el de Sant Jordi. La fiesta del 23 de abril es a menudo presentado cómo el día más bonito del año, la festividad de la rosa y de los libros y todo un estallido de actividad y cultura que convierte la jornada en, probablemente, el mejor embajador del país. Sant Jordi se celebra fundamentalmente a Cataluña, también es festivo y patrón al Aragón y también tiene ascendencia en otras partes de los Países Catalanes. Pero si en todo el país tiene un patrón similar durante buena parte del día, a Mataró es al atardecer cuando el 23 de abril se diferencia del resto. Mientras por todas partes recogen paradas y se vuelven a casa, en la capital del Maresme la fiesta asciende a su máxima expresión.
El de Mataró es, probablemente uno de los mejores Sant Jordi que hay. No puede competir a nivel de gente o de concentración literaria y de paradas con el de Barcelona pero tampoco hace ninguna falta. Es cierto que el montaje teatral en Montblanc, con la Semana Medieval y todo aquel fondo escénico precioso de las murallas es algo que en el Maresme no se podría hacer. Y si extendemos algo más la comparación valdría también recoger Alcoi donde hacen las mejores fiestas de Moros y Cristianos del País Valenciano. Y tampoco con estas hay parangón. Pero sin tener nada extraordinario el Sant Jordi de Mataró es especialmente redondeado a nivel de programación. Este año, además, el calendario nos lo concentra algo más. Todo en una dosis, prácticamente.
El Sant Jordi más apretujado de todos
El Ayuntamiento de Mataró esperará a que queden pocos días por el 23 para presentar programa pero ya se conoce que este año, siendo la propia fiesta domingo, la opción ha sido de hacer entrar el máximo de actividades en solo 24 horas. La coincidencia en fin de semana hará que por ejemplo el mediodía (que cuándo cae entre semana es una hora especialmente tonta, de feria y paradas y nada más) vea castillos a ante el Ayuntamiento con los Capgrossos y los Castellers de Caldes y el Libro Gigante de Cuentos en el Patio del Café Nuevo.
La Feria del Libro vuelve a la Plaza de Santa Anna con la mejor alineación y tres días de venta: viernes (el día que las escuelas harán Sant Jordi), sábado y domingo. Un particular 'puente de Sant Jordi' que les permitirá recuperarse de la mala peripecia de hace un año cuando un aguacero inusitado (precisamente visto ahora, en tiempo de tanta sequía) estropeó la jornada del Sant Jordi de la celebración post Covid.
Precisamente es el antecedente de aquel Sant Jordi interruptus el que, explican libreros pero también otros actores importantes de la fiesta como floristas, paradistes o pandillas de gigantes, el que multiplica todavía más la expectación por este año.
El anochecer: el hecho diferencial
Aquello que hace diferente el Sant Jordi de Mataró es el que pasa cuando avanza la jornada y avanza la tarde. Cuando el resto recoge y la jornada se escuela por todas partes, a Mataró la cultura popular toma la calle con una fuerza y una belleza innegables.
Encuentro de gigantes
Pasa con el Encuentro de Gigantes de Mataró, el original y primogénito. El día que todos emulan el ritual de la dormida en el Ayuntamiento. Siendo una de las ciudades con más gigantes per cápita, Sant Jordi es la cita primordial del encuentro de figuras más importante del año. Gigantes con sus músicos, desde los escolares a los de barrio o calle hasta los Gigantes de Mataró que culminan el acto siendo protocolàriament los últimos de entrada adentro de la Casa Grande en una escena de aires de Santas a tres meses de los mejores días del año.
Fogonada
La Fogonada, el correfoc especial que corona el 23 de abril mataroní se tuvo que hacer el año pasado el día siguiente día 24. Este golpe tiene que volver al día que le corresponde con su propuesta de fuego, espectáculo y leyenda expresamente amable para los niños. La Fogonada enciende las plazas de chispazos a ritmo de Voltafoc, baila una melodía folk preciosa y explica la leyenda de un Macho cabrío que hace doliendo el Dragón hasta que el caballero libera la figura del mal hechizo. Acaba con un baile pero sobre todo es el ritual tres veces iniciático: del año, con la primera fiesta popular, de los niños que se gradúan con la cultura del fuego y de quien lo disfruta por primera vez y acaba convencido que el Sant Jordi mataroní es efectivamente, especial.
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