"Salimos diez minutos a hacer un café." Esta frase, u otros de similares, formaban parte de la rutina y del día a día de muchas oficinas, redacciones y empresas del país. El café de buena mañana, pero también a media mañana , después de comer o en algún momento de la tarde, era un ritual casi sagrado para muchas personas. A veces, estos pequeños actos tienen mucho más de esto (de ritual y de liturgia ) que de ninguna otra cosa, por más bono que sea el café. Tu taza y tu momento, solo o con compañía, para "hacer el café". La pandemia y la nueva normalidad, con un incremento importante del teletrabajo y, evidentemente, con la imposibilidad de sentar a los bares cuando las medidas son más restrictivas, amenazan con cambiar la fisonomía del ritual cafeter.
Si el 2019 el 82% del café consumido en todo el mundo se sirvió en restaurantes y cafeterías, el 2020 este porcentaje ha descendido, de momento, al 78% (según datos de Statista). Cuatro puntos no parecen, por ahora, gran cosa... pero podríamos estar ante una nueva realidad que, en cierto modo, tiene posibilidades de consolidarse de cara un futuro cercano. En este sentido, se han disparado las ventas directas de café (soluble, en cápsula o en gra) y de la maquinaria para prepararlo. Una cifra que publicó el The Wall Street Journal es ilustrativa: en los Estados Unidos las ventas de café empaquetado son hoy un 10% más altas que el año pasado en esta misma época.
Nescafé, por ejemplo, cerrará el año con más de 82.000 toneladas de cápsulas vendidas, un récord histórico. Su planta de producción de cápsulas de Girona ha aumentado su facturación en un 20%. Nespresso, por su parte, ha tenido que invertir unos 150 millones de euros en su fábrica de Suiza para hacer frente a la demanda de cápsulas.
El crecimiento a nivel de ventas
Estamos comprando más café para consumir en casa. Pero como prepararlo? Con herramientas cada vez más sofisticadas, en busca del producto refinado que pedimos a las cafeterías. Las ventas de máquinas han crecido un 28% desde el inicio de la pandemia.
A pesar de todo, el sector, a nivel general, vive una intensa crisis. A mediados de año el consumo global de café llegaba a un mínimo histórico. No sólo se ha vendido menos arábiga, la especie dominante, que el año pasado (un 4,9% por debajo durante septiembre en relación al mismo mes del año pasado), sino que su valor también ha decrecido (un 3,6% a la baja). La industria cerrará el año produciendo, en total, un 2,5% menos que el 2019. Una auténtica paradoja, como muchas cosas de la vida misma.