La dieta mediterránea ha sido reconocida por la comunidad científica internacional como un patrón alimentario y un estilo de vida de los más equilibrados y saludables del mundo. Basada en la trilogía histórica y cultural del trigo, la viña y el olivo, ofrece una formidable diversidad de productos que permite combinar el placer de la mesa con el equilibrio nutricional y cultural.
Numerosos estudios de diferentes países han puesto de manifiesto el papel de la dieta mediterránea en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades como los trastornos cardiovasculares, la diabetes o los diferentes tipos de cáncer, entre otros. Incluso la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), declaró, el noviembre del 2010, la dieta mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Pero además, la dieta mediterránea resulta ser también una de las más convenientes para la salud del planeta. Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en cambio Climático de Naciones Unidas (ONU), un cambio global en la dieta, dirigido hacia el consumo de más alimentos de origen vegetal y menos de origen animal, sería una estrategia del todo válida para luchar contra el cambio climático. Este informe defiende que un cambio de estas características en el sistema alimentario reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ganado y, en consecuencia, mejoraría el uso de la tierra y del agua.
A nivel alimentario, la dieta mediterránea tradicional presenta las características siguientes, según expone Salud de la Generalitat de Cataluña en un documento oficial:
- Predominio de alimentos de origen vegetal (hortalizas, frutas, frutas secas, legumbres, aceite de oliva virgen, farinacis integrales, etc.) en relación con los de origen animal, con más pescado que carnes, y de estas, las variedades blancas y más magras. Con moderación, también incluye los huevos, las leches fermentadas y los quesos.
- Estacionalitat, con preferencia por los productos locales.
- Utilización de especies y de hierbas aromáticas (comí, orégano, pimienta, laurel, tomillo, romero, canela, menta, entre otros).
- Una gran riqueza y variedad gastronómica, suma de la aportación de un gran número de culturas que han dejado huella en la mediterránea, con procedimientos y tradiciones locales que enriquecen la variedad del modelo mediterráneo global. Son típicos los platos únicos muy equilibrados, como los estofados de patatas y verduras con carne o pescado, los guisos o empedrados de legumbres y verduras, el cuscús con variedad de hortalizas y pequeñas porciones de carne, las bases de pasta o pan con hortalizas escalivadas, las calderetes o sartenes de arroz con ingredientes muy diversos, etc.
- La práctica de actividad física al aire libre gracias a la bonanza del clima.
La dieta mediterránea es, seguramente, uno de los tesoros más preciados de nuestras comarcas.
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