Comer pez de temporada supone adquirirlo a un mejor precio (al haber una mayor oferta) y también obtenerlo de más calidad y con un sabor mucho más intenso. A excepción de algunos peces cómo el halibut, la mariposa o el mero que gracias a las piscifactorías pueden consumirse todo el año, la mayoría, tienen unos meses que son más propicios para su compra y para su consumo. Por ejemplo:
- Sardina, de mayo a octubre.
- Pez espada, de abril a noviembre.
- Jurel, de abril a octubre.
- Gallo, de marzo a abril
- Bonítol, de junio a octubre.
- Atún, de marzo a junio.
- Boquerón, de abril a junio.
- Bacalao, de diciembre a mayo.
- Besugo y Lubina, de noviembre a marzo.
- Cigala y Bogavante, dos temporadas. Entre junio y septiembre y entre diciembre y febrero.
- Cangrejo, de septiembre a octubre.
- Nècores, de noviembre a diciembre.
- Saltamontes, de enero a marzo.
- Pop, de septiembre a diciembre.
- Almeja y berberechos, de junio a octubre.
- Ostras, de noviembre a febrero.
- Navajas, de junio a octubre.
Cómo decíamos, consumir pez de temporada nos hará notarlo en el sabor, en el precio, nos aportará un mayor valor nutricional y además respetaremos el ciclo biológico de cada especie, por lo cual también contribuiremos a respetar el medio ambiente. Sin duda, todo son ventajas.
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