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Plaça Gran 1

Cugat Comas

El exitoso lifting gastronómico de la vieja Plaça Gran

En un lustro, la plaza con el mercado más antiguo de Mataró se ha convertido en un bullici de restauración y la oferta más diferencial de terrazas al aire libre, con el patrimonio de testigo de la renaixença de la zona

La Plaza Grande de Mataró es, con argumentos de peso, uno de los sectores más de moda a nivel gastronómico de la capital del Maresme. Ya no es que las paradas del propio mercado, o de los labradores o el comercio de siempre mayoritariamente enfocado a los alimentos funcione cómo ha funcionado 'toda la vida': es sobre todo la eclosión a nivel de restauración de la zona, que le ha dado un nuevo carácter y una nueva vida especialmente a las franjas en que la actividad primogénita decae: vísperas, noches y fines de semana.

La vieja Plaza Grande luce con aires nuevos, cómo si le hubieran aplicado el lifting que es una de aquellas maniobras estéticas que, dicen, hacen brillar más el rostro de las personas. Cualquier que compare la plaza de ahora con la de hace diez años podrá comprobar el tratamiento y el efecto que tiene. Y cada tabla parada al continuo de terrazas que se esparcin alrededor de la ringlera de Monte y Cadafalch lo corroborará.

En cinco años se ha multiplicado el número de restauradors y las tablas y sillas ya rodean todo el mercado

Si hace seis años desde Renacuajo bautizábamos la Plaza de Cuba cómo la 'zona trendy' de Mataró por su concentración de restaurantes, del desvelo gastronómico de la Plaza Grande habría que hacer una categoría parecida. Es curioso que un siglo después de la construcción del segundo mercado de la ciudad para compensar al del casco antiguo más histórico la historia se repita (o rimi, que diría Marco Twain) y ahora la Plaza Grande emerja como segundo pulmón de la restauración del Centro. Banda y banda de la Riera, una división que a veces parece no desdibujarse.

La Plaza Grande mantiene usos de mercado, comercial y de restauración. Foto: R. Gallofré

 

La nueva vida de la Plaza de siempre

Cómo las buenas recetas de toda la vida. el mejor del éxito de la Plaza Grande es que no tiene demasiado secretos. El entorno es de los más distinguidos de la parte antigua de la ciudad, patrimonialmente la ringlera del mercado tiene encanto y la firma de Monte y Cadafalch, los árboles dan confortabilitat y sombra y el edificio de los antiguos Juzgados o las farolas monumentales rematan la escenografía. Pero todo esto ya estaba cuando, hace años, tan solo había dos bares en la plaza y fuera de horario comercial o de parada esta era zona oscura, apagón, mortecina.

Partiendo de esta Plaza de la primera década de este siglo, el establecimiento concatenado de restaurantes operante desde la propia ringlera del mercado inició el proceso que se ha completado con el establecimiento de espacios cerrados o locales de asistencia (como por ejemplo lavabos) a varios bajos del entorno. Actualmente son siete los bares y restaurantes que se 'reparten' la Plaza, que ya presenta como estampa propia el tendido de sillas y tablas prácticamente completando la circunvalación.

De este proceso ha sido protagonista y testigo a la vez en David Fabregà, que el 2017 abría el Peixet y este enero Alast, un concepto innovador de pollos gourmet, para llevar o tomar in situ "Ha habido un cambio espectacular en cinco años y la Plaza parece otra. Es cómo si fueran tres plazas diferentes… la de las mañanas y mediodías de mercado, la de los anocheceres y noches que en invierno obviamente es mucho más exigua y la de los fines de semana y noches de verano, que cada vez dura más. Hay un ambiente muy guapo y mucha oferta, toda la zona ha hecho un tumbo real", explica.

Una tabla en la plaza puede ir muy buscada. Foto: R. Gallofré

La especificidad: que sea al aire libre

Fabregà explica cómo son testigos que "cada vez más extranjeros o gente de fuera Mataró, del Maresme o lo Vallès viene y queda encantado con la Plaza" y con la perspectiva de quien no es mataroní de nacimiento recalca el potencial de la propuesta gastronómica 'in situ'. "El mercado es un edificio muy especial y esta conversión hacia la gastronomía es muy acertada. Que la gente esté comiendo ante donde se cocina a la vista, en directo es algo que no tienen a mucho lugares al aire libre. A Mataró tenemos el que casi por todas partes es en mercados cerrados pero nosotros en terraza, con una tabla ante por ante la cocina: es un gran valor", asegura.

La explosión de la Plaza Grande también hay que entenderla en un contexto, el del último lustro, que ha posado en el centro de la estrategia de la restauración la terraza, el espacio exterior. Ya antes de la Covid pero de resultas de la pandemia todavía más. De hecho todo el contexto pandèmic fue uno de los motivos que llevó a la apertura de la Terraza de Luciera, la penúltima novedad a plaza. Oriol Icardo explica cómo "incluso en invierno, si no llueve, la terraza funciona". Aún así ya tienen también espacio interior.

Icardo explica que la cara gastronómica de la Plaza no se puede entender sin la naturaleza de mercado, que es el que le mujer encanto. "La hostelería cómo aquel quien dice acabamos de llegar, es muy importante e interesando que el mercado se mantenga porque sin él no pintamos mucho. Somos cómo un matrimonio y nos nutrimos el uno del otro". En un sentido similar se expresa Miquel Sola, que preside la Asociación de Comerciantes de la Plaza Grande y el Casco Antiguo y que asegura que "hay que saber encontrar la balanza entre restauración y mercado. Los usos de la ringlera y de la Plaza Grande están en debate y hay que posarse. Nuestra opinión es que estamos a favor de abrir nuevos horizontes y llegar a nuevos públicos pero no podemos renunciar a la identidad propia de la Plaza Grande. Hace falta pues luchar para conservar y potenciar el concepto de mercado que aun así, enriquece y potencia el comercio de todo el Casco Antiguo. Perder la identidad nunca es una buena noticia".

 

En Jordi del Pequeño Laru con el megáfono, una escena cotidiana de la Plaza Grande. Foto: R. Gallofré