Los restaurantes participantes en la 26a edición de la Tarraco a Taula mantendrán sus platos de cocina romana durante todo el año. Esta ha sido una de las novedades que ha incorporado la nueva junta del festival, presidida por el chef del restaurante La Azotea, Moha Quach. El certamen arrancará este jueves con el Convivium. Una jornada gastronómica que tendrá lugar al Anfiteatro Romano y que cambiará su formato. Los usuarios degustarán la cocina antigua mediterránea de pie con el objetivo de facilitar la interacción con los chefs. Además de una decena de restaurantes, la Tarraco a Tabla también contará con la participación de diferentes bodegas, pastelerías y hornos de pan del territorio.
Por primera vez en 26 años de historia, la Tarraco a Taula no finalizará con la Tarraco Viva - el próximo 21 de mayo -, sino que la cocina romana se mantendrá a las cartas de varios restaurantes de la ciudad hasta final de año. Para el nuevo presidente de la asociación Tarraco a Tabla, Moha Quach, el festival tiene que convertirse en una "marca de ciudad" que trabaje en nuevas propuestas gastronómicas y que potencie los productos típicos de Tarragona, cómo son el pez azul o la gamba roja. "El que queremos es reivindicar la historia de la ciudad a través de la comida", ha defendido Quach, quien considera que "la gastronomía también es cultura".
El director del Departamento de Historia e Historia del Arte de la URV y asesor gastronómico del festival, Joaquín Ruiz de Arbulo, ha recordado que los platos que se ofrecerán en una decena de restaurantes son una versión moderna de la cocina romana y adaptada a los paladares actuales, puesto que "no tenemos el mismo estómago" que nuestros antepasados. Por este motivo, Ruiz de Arbulo ha subrayado que "acercarse a la cocina romana no es nada fácil".
Los platos se maridaran con los vinos de cinco bodegas del territorio. Según Vicenç Ferré, de la bodega Mas Vicenç y asesor enològic de la Tarraco a Taula, los clientes degustarán diferentes "vinos con variedades autóctonas y típicas de Tarragona, que ya son ancestrales, cómo el macabeu, el cartoixà o el ojo de liebre". Ferré también ha destacado que algunos de estos vinos se han elaborado con "métodos antiguos, cómo el método escumós ancestral o dentro de ánforas".
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